Hola a tod@s.
Este pequeño texto es una reflexión acerca de como la puesta en práctica cotidiana de la ideología capitalista globalizada entra claramente en conflicto con la soberanía popular, la democracia real, la sostenibilidad ecológica y los derechos mínimos del ser humano (alimentación, sanidad, educación, vivienda y trabajo).
Puede afirmarse que bajo el capitalismo se produce una clara inversión entre los medios y los fines que deben guiar un sistema global sostenible, pasando a estar el ser humano al servicio de la economía y el capital, en lugar de poner a la economía y los recursos disponibles al servicio de todos y cada uno de los habitantes del planeta. Este es el PECADO ESTRUCTURAL, raíz de gran parte de los males globales que padecemos y contra el que sólo cabe una dinámica de LIBERACIÓN.
Aquí tienes 10 principios básicos de la ideología capitalista, así como las amenazas que cada uno de ellos encierra:
1. La transformación de una materia prima en mercancía mediante unos medios de producción y su posterior comercialización puede generar una plusvalía susceptible de ser acumulada indefinidamente en forma de capital.
Ciertamente la capitalización es una forma de gestionar el beneficio generado en una operación comercial pero no es la única posible ya que la riqueza puede también revertir continuamente sobre la población de manera cooperativa, siendo sólo acumulada en un muy pequeño porcentaje de reserva. En la empresa capitalista el crecimiento, la acumulación y la concentración de poder son objetivos en si mismos, llegando al rango de imperativos categóricos. Un ejemplo claro de ello es la forma en que la propiedad de la empresa se materializa en las “acciones” que tienden a ser controladas por un reducido número de individuos (una acción=un voto). La manera capitalista de dirigir empresas y sociedades ignora por completo los principios democráticos ya que el poder de una élite podrá imponerse de manera legal e implacable sobre los intereses y necesidades de una mayoría de personas. Esta forma de organización es solo una entre las muchas posibles ya que existen alternativas. Una opción diferente puede ser la empresa cooperativa que reparte el poder entre las personas (un socio=un voto) y no entre las acciones, garantizándose un mucho más justo y equilibrado control en la distribución de beneficios, así como la imposibilidad de acumulación ilimitada de capital en las manos de una sola persona física. El imperativo de la acumulación y el crecimiento conlleva un germen autodestructivo cuando se le sitúa en un entorno finito y limitado como es nuestro hábitat medioambiental.
2. El capitalismo es el sistema económico en el cual el capital establece su dominio hegemónico sobre cualquier otro factor necesario para la producción tales como el trabajo, los recursos naturales o los medios de transformación.
La hegemonía del capital entra inevitablemente en conflicto con el equilibrio medioambiental y con los intereses de los trabajadores, ya que la consideración “generosa” de estos factores supone siempre una merma de beneficios en el balance final entre ingresos y gastos propio de la economía capitalista. Pagar un salario «justo» desde el punto de vista de los derechos humanos, reconocer vacaciones o una jornada laboral acorde con la legislación podrá conllevar unos costes inasumibles en competencia con otras empresas que no respetan esos mínimos. Producir de forma ecológicamente limpia también implicará unos costes añadidos. Se podrá argumentar que para evitar eso están las leyes nacionales europeas o americanas pero…¿qué sucede cuando el capitalismo se globaliza?, ¿existe acaso un marco legal equivalente que preserve los intereses de los trabajadores y del medio ambiente en países empobrecidos?
3. La acumulación de capital es el objetivo final que actúa como motor del sistema. Las masas de capital tenderán a establecer «sinergias» o alianzas entre ellas para expandir su control del mercado, a la vez que consiguen fortalecer su defensa contra hipotéticos ataques hostiles, en un proceso de concentración siempre inacabado.
Esta acumulación de capital supone también una acumulación de poder en pocas manos (los accionistas mayoritarios de esas megacompañías). Este «poder agregado» entrará inevitablemente en competencia con el poder político emanado de la soberanía popular. Uno de los dos tendrá que «plegarse» y ponerse al servicio del otro. Este principio teórico del capitalismo supone pués, en la práctica, un socavamiento del modelo democrático para la gestión de la sociedad.
La concentración de poder y de recursos genera a su vez más y mejores oportunidades de negocio para los que ya de por si gozan de una buena posición, desencadenando así un círculo vicioso que tiende a ensanchar progresivamente las diferencias de renta disponible entre ricos y pobres. La sabiduría popular lo explica en pocas palabras con la frase «el dinero llama al dinero».
4. Las materias primas, los medios de producción y la fuerza del trabajo se convierten también en mercancías que pueden ser adquiridas por los propietarios del capital. Todo, por tanto, es mercantilizable y podrá ser tasado monetariamente mediante el mecanismo de la oferta y la demanda.
La mercantilización progresiva de todo tipo de bienes y servicios básicos combinada con la aplicación del mecanismo de oferta-demanda para la fijación de precios provoca un cóctel explosivo, auténtica cicuta, que expulsa a la marginalidad o la muerte a colectividades enteras incapaces de pagar la cantidad monetaria fijada para la adquisición de dichos bienes. También genera un empobrecimiento espiritual acelerado de las personas, cada vez menos capaces de encontrar un significado trascendente que dé sentido a su existencia fuera de la lógica puramente comercial. El mercado fija un precio para todo pero…¿qué sucede con aquellos seres humanos que no disponen de recursos materiales para pagar ese precio?. Esas personas se convertirán inevitablemente en seres invisibles, da igual que estén vivos o muertos (quizás mejor muertos ya que así dejarán de consumir materias primas y generar problemas), con pocas o niguna esperanza de que su situación pueda mejorar. Se convierten en naúfragos perpetuos que nunca serán recogidos por los barcos del mercado, los cuales pasan a su lado ignorando absolutamente su presencia. Fabricar productos destinados a una población que no tiene capacidad para comprarlos es absurdo en la lógica capitalista.
5. Las compañías que no sean capaces de expandirse tenderán a ser eliminadas por otras que sí han conseguido crecer gracias a la reducción de costes y/o la ampliación de su mercado.
La irremediable necesidad de competir continuamente por parte de empresas y trabajadores ahoga el espacio para la ayuda desinteresada (altruismo) o la solidaridad que se convierten en comportamientos ineficaces desde el punto de vista de la lucha por el beneficio. La reducción de costes se realiza, en gran parte de los casos, mediante la precarización de la mano de obra o los despidos de trabajadores.
6. La búsqueda del beneficio privado se traducirá en progreso, bienestar individual y bien común para toda la sociedad. La suma de los egoísmos personales y corporativos se transforma en bienestar colectivo.
Esta sea quizás la mayor falacia de todo este sistema de pensamiento. La suma de egoísmos individuales no sólo no se convierte en bienestar colectivo sino más bien todo lo contrario. La defensa encarnizada de privilegios por parte de grupos o individuos poderosos sin considerar sus consecuencias sobre otros grupos o individuos con poca capacidad de defensa constituye el caldo de cultivo adecuado para la especulación, los conflictos sociales, las derivas racistas, las xenofobias, los terrorismos y las insolidaridades de todo signo. ¿Qué sustancia mágica es capaz de transformar el egoismo individual en beneficio global?. Está claro que hay un eslabón perdido imposible de encontrar dentro de ese razonamiento «lógico» que sólo podría empezar a discutirse como viable en un mundo en donde todos los seres tuviéramos las mismas capacidades y posibilidades de defendernos. Es decir, en un marco de «competencia perfecta» a escala global, por otro lado completamente irreal.
7. El crecimiento económico es el principal parámetro a observar para evaluar el correcto funcionamiento del sistema.
El crecimiento económico es un parámetro claramente inadecuado para medir el progreso social de las colectividades humanas. Un crecimiento económico puede basarse en un endeudamiento latente desbordado, en actividades económicas dañinas, violentas o insalubres, puede tener un sustrato de fuerte explotación laboral implícito o simplemente una distribución totalmente desequilibrada en el seno de la sociedad sin que por ello deje de ser «crecimiento económico», es decir, ninguno de esos aspectos habrá repercutido negativamente sobre este indicador concreto. El correcto funcionamiento de un sistema económico deberá ser evaluado a través de unas herramientas y parámetros completamente diferentes tales como el Índice de Desarrollo Humano (IDH), la expectativa de vida de mujeres y hombres, los porcentajes de población con acceso a los servicios básicos (sanidad, educación, agua potable, vivienda, defensa jurídica) o el coeficiente de Gini en la distribución de la renta.
Además el análisis de costes y beneficios se realiza de una forma totalmente reduccionista y fragmentaria en la economía capitalista ya que no se computan los costes personales, familiares, sociales, culturales y medioambientales de las operaciones realizadas, ni tampoco aquellos que están siendo diferidos en el tiempo o en el espacio. Los «efectos colaterales» de las actividades lucrativas jamás son computados en ninguna cuenta de resultados.
8. Para que la acumulación de capital pueda producirse será necesario una demanda expansiva que a su vez sólo será posible mediante la presencia de uno o varios de los siguientes factores: el aumento de los niveles de consumo, la conquista de nuevos mercados, la eliminación de empresas competidoras, el crecimiento de la población o la generación de nuevas necesidades de consumo.
La necesaria expansión del capital que el sistema requiere para su supervivencia se consigue mediante diversos mecanismos de “desplazamiento”, que equivalen a diferir la solución de los problemas en el espacio y en el tiempo para no enfrentarse a ellos en el aquí y el ahora. ¿Cuáles son los principales mecanismos de desplazamiento que utiliza el capitalismo para su preservación?
El primero de ellos sería “la solución espacial” (expansión territorial mediante guerras coloniales de conquista y estrategias imperialistas, como la actual guerra de Iraq y/o sometimiento comercial mediante reglas de doble rasero que «revientan» los mercados internos de los países sometidos, en favor de los grandes productores mundiales). Es una de las principales formas de conseguir «nuevas oportunidades de negocio» para las metrópolis y las megacompañías transnacionales.
El segundo mecanismo de desplazamiento sería “la solución temporal» o «intergeneracional”, mediante el invento del crédito (“consuma ahora y pague mañana”) que lanza a las próximas generaciones el coste de la deuda que genera nuestro despilfarro de hoy.
El tercer mecanismo es la “solución intersocial” que consiste en repartir los costes entre todos los ciudadanos a la vez que se concentran los beneficios en las clases más altas. Este mecanismo también puede definirse como «socialización de los riesgos y privatización de los beneficios»
Son tres mecanismos de desplazamiento indispensables para que pueda seguir produciéndose la acumulación de capital, en una permanente estrategia de “huida hacia delante”. Los problemas quedan diferidos en el tiempo, en el espacio o transferidos a otros grupos humanos más indefensos ante la agresión. Esto equivale a “limpiar la casa” mediante la estrategia de barrer la basura hacia debajo de los muebles. A corto plazo puede dar la apariencia de funcionar pero a medio plazo empezaremos a encontrar hormigas, cucarachas o incluso ratas dentro de nuestro hogar.
9. Para conseguir expandir los niveles de consumo podrá recurrirse al crédito, gracias al cual puede diferirse en el tiempo el pago de los productos consumidos, además de fidelizar a las fuerzas del trabajo y mitigar la conflictividad laboral.
Vuelve a insistirse en el segundo mecanismo de desplazamiento de los problemas, prototipo de «la huida hacia delante» para enfrentar las crisis de consumo. Hace falta «dinero barato» para lanzar contínuamente a las masas el mensaje del «consumid sin freno y sin descanso». Esta dinámica de multiplicación del dinero irá necesariamente asociada a tensiones inflacionistas ya que los recursos naturales y las materias primas no crecen mientras la masa monetaria y la deuda no paran de aumentar.
10. El crecimiento económico, bajo esta fórmula, será potencialmente ilimitado.
Se trata de otra gran mentira a la que poca gente, por el momento, tiene intención de hacer frente. La necesidad expansiva de la demanda y el consumo para el mantenimiento del sistema choca frontalmente con los límites físicos y biológicos de nuestro planeta. Es la «verdad incómoda» que no interesa ver porque significaría cuestionarnos radicalmente nuestro «estilo de vida occidental». El crecimiento perpetuo es empíricamente inviable.
Hemos visto como la puesta en práctica cotidiana de la ideología capitalista globalizada entra claramente en conflicto con la soberanía popular, la democracia real, la sostenibilidad ecológica y los derechos mínimos del ser humano (alimentación, sanidad, educación, vivienda y trabajo). ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiéndolo?.