(Entrada actualizada el 11/6/2014 –> http://www.guerraeterna.com/la-carta-de-trichet-que-precipito-el-fin-de-la-soberania-irlandesa/ )
¿Qué necesita un país para tener éxito en la economía capitalista globalizada? El FMI, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y todo el cenáculo del pensamiento único dirían que las recetas son simples: Reducir el déficit presupuestario, bajar los salarios, privatizar servicios públicos, desregular el sector financiero, mantener bajos los impuestos para atraer capitales, aumentar las exportaciones e imponer una dieta de austeridad al estado del bienestar.
Hay un solo problema: El partido liberal gobernante en Irlanda desde hace décadas viene aplicando todas esas recetas con la precisión del alumno aventajado y parece que no le ha ido demasiado bien. Se está achicando el Estado justo cuando el costo de los rescates bancarios aumenta.
Si hay un país que prueba el desastre en que se ha convertido el capitalismo, no es Grecia, ni siquiera España o Portugal. Es Irlanda. Cuando los países violan las normas y eso les trae problemas, no es algo tan sorprendente. Pero si ateniéndose a la norma de todos modos tienen tantos problemas, es porque algo falla en el sistema propiamente dicho.
Cuando ya estalló la crisis Irlanda aplicó recortes sociales antes que nadie, no hicieron huelgas, fueron chicos aplicados y sumisos. Eran el ejemplo a seguir por el resto de Europa y el mundo. Los resultados de estos sacrificios están a la vista y constituyen un magnífico ejemplo para todos los demás países que quieran entender hacia donde conducen, una por una, las recetas capitalistas 1000 veces prescritas como dogma de fe.
El patético neoliberalismo español ponía como ejemplo al “tigre celta” hasta hace dos días. El bufón Rajoy y su amiga Aguirre nos dirán mañana simplemente que la crisis sistémica se convertirá por arte de magia en “hilillos de plastilina” que ellos taponarán con sus facultades portentosas y sus recetas capitalistas cuando lleguen al poder. Supongo que ya se abstendrán de intentar dar más argumentaciones técnicas para no seguir haciendo el ridículo. Casi mejor que prueben de nuevo con un cuento como el de la famosa niña de su pasado fin de campaña.
Me basé en esta entrada, modificando algunos términos: