
La organización terrorista saudí aparece una y otra vez detrás de sanguinarios movimientos en Siria, Libia, Yemen e Iraq
Es un auténtico sarcasmo que países totalitarios como Qatar, Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí, en donde los partidos políticos están prohibidos, exijan elecciones libres en Siria. Los gobiernos de Israel, Arabia Saudí y EEUU tienen intereses convergentes en la zona pero conocen su debilidad numérica y su ausencia total de legitimidad ante los ciudadanos de Oriente Medio y el Norte de África. La única forma de imponer su agenda es hacer valer su fortaleza armamentística y financiera mediante la extensión del caos, la violencia y la difusión de la ideología salafista. Esta estrategia solo puede ser articulada a través del despliegue de células terroristas que actúan con extrema crueldad, sembrando el pánico entre la población civil de los países de la zona. Hasta ahora Siria era uno de los países en los que existía mejor grado de convivencia entre chíies, suníes, cristianos y otras confesiones religiosas.
A partir de las recientes masacres ocurridas en Irak y Siria, se puede deducir que Arabia Saudí está pisando firmemente en un camino que ha de ser visto como una manera de redefinir su guerra encubierta contra Irán, una estratagema orientada a lograr que el régimen de Assad caiga, para aislar así al gobierno de Irán. En este escenario queda claro para quien trabaja Al-Queda, con qué objetivos y con qué financiación.
Inmediatamente, coincidiendo con la retirada de las fuerzas de EE.UU. de Irak, una serie coordinada de explosiones mortales se apoderó de Irak, lo que llevó a la masacre de decenas de civiles. El 22 de diciembre de 2011, múltiples explosiones de bombas ocurrieron simultáneamente en Bagdad, causando la muerte de decenas de civiles inocentes. Otra serie de explosiones dirigidas a peregrinos musulmanes chiítas el viernes (6 de enero) mataron al menos a 71 personas. La inmensa mayoría de las explosiones se dirigen contra los musulmanes chiítas (obsesión secular de los saudíes) con el objetivo de inspirar el sentimiento de que es una cuestión de violencia sectaria. Como siempre se trata de imponer el «Divide y Vencerás», propio de los ejércitos que trabajan en desventaja numérica y con ausencia de legitimación social.
Mientras tanto Washington está aprovechando la tensión en el país y juega la carta del sectarismo, por un lado, y el envío de un mensaje de que Irak no es capaz de mantener la seguridad y la estabilidad en el país. En la situación actual, Washington está redefiniendo la guerra en Irak mediante el fomento del caos y la conmoción en ese devastado país. Por su parte el gobierno USA también ha subcontratado a mercenarios de financiación saudí para orquestar un escenario similar, con consecuencias igualmente devastadoras, en Siria; todo orientado al derrocamiento del actual gobierno y con ello a la eliminación de uno de los principales aliados de Irán. Ni que decir tiene, que mientras mas fuerza tiene el brazo político y militar de Israel en Oriente Medio, mas garantizados están los intereses de Washington en la zona, ya que ambos obedecen a intereses económicos comunes y la misma ideología política. El viernes (6 de enero), un atacante desconocido detonó explosivos en un semáforo en el barrio densamente poblado de Al-Midan, en Damasco, matando al menos a 25 personas en su mayoría civiles e hiriendo a decenas más. Se teme que la cifra aumentará a medida que algunos de los heridos están en estado crítico. Alguien desde el interior de Siria nos envió este documento: REQUIEM POR EL HERMANO DE UNA AMIGA EN ALEPO. Siria imputó al terrorismo salafista saudí la autoría de estos atentados.
Otro ataque terrorista de esta naturaleza ocurrió hace unas dos semanas (23 de diciembre de 2011), cuando dos atentados con bombas mataron al menos a 44 personas fuera de los edificios de inteligencia sirios.
La violencia engendra violencia. Con la crisis creciendo en la región, el eje Washington-Riad-Tel Aviv estará en mejores condiciones para pescar en río revuelto y cumplir con su largamente acariciado sueño de ejercer el control sobre el Oriente Medio mediante la eliminación del díscolo Irán, que aún se yergue en el frente del contrapoder. Sin embargo, parece que la triple alianza no pisa en tierra firme. Irán no es Afganistán ni es Irak. Irán es un país con un poderoso aparato militar, muchos aspectos de los cuales aún no conoce Washington. Por lo tanto, los halcones del imperio corren un grave riesgo con sus planes expansionistas. En la práctica pronto podrían darse cuenta de los fundamentos mal calculados, equivocados y mal interpretados en donde han construído sus presunciones acerca de Irán. Sin duda estamos ante graves riesgos de atizar una nueva confrontación de bloques, conformándose una nueva alianza Rusa-China-Iraní frente al triángulo filoterrorista USA-Arabia Saudí-Israel. En medio del tablero de operaciones aparece Siria y en ella la vida de millones de personas inocentes que luchan por sobrevivir.
Fuentes: Siria: ¿La próxima «guerra humanitaria» de la OTAN? (Global Research), La Próxima Guerra, Crónica del periodista Webster Tarpley desde Damasco y Boletín Armas contra las guerras