José Laguna. ¡Ay de Vosotros…!. Distopías evangélicas. Cristianisme i Justícia
Dice el refrán que nunca llueve a gusto de todos. Eso mismo pensarían los jefes romanos y farisáicos de la Palestina ocupada cuando oían hablar de aquel nuevo profeta que arrastraba a las masas con sus prédicas utópicas. Su problema consistía en que esa eutopía de los pobres era, a la vez, la distopía de Caifás. Así mismo la eutopía de los reyes, los príncipes y los banqueros de la época era, al mismo tiempo, la distopía de los los explotados, los miserables y los parias.
Brillante, José Laguna, en su cuaderno:
Jesús de Nazaret suspendería hoy la carrera de Administración y Dirección de Empresas en cualquiera de nuestras escuelas de negocios. Sus propuestas no superarían la evaluación de los tribunales económicos y jurídicos. Existen argumentos más que razonables para rebatir uno tras otro cada uno de sus anuncios distópicos para los ricos. Dios es un banquero «necio» que perdona a sus deudores, un empresario “injusto” que paga salarios en función de la necesidad y no del trabajo realizado; un padre “insensato” que acoge incondicionalmente al hijo perdido, agraviando al que siempre le fue leal; un pastor “irresponsable” que abandona el redil y sale a buscar la oveja extraviada; un juez “parcial” que toma partido por la causa de huérfanos y viudas, en detrimento de sus acreedores. La concreción de las propuestas del Evangelio crisitiano en el campo de la economía derivaría hacia un comunismo igualitarista, en el campo ético hacia una sociedad de moral asimétrica, en el político hacia la anarquía y en el espiritual hacia una heterodoxia incompatible con cualquier forma de institucionalización religiosa. La razón última para intentar poner el mundo patas arriba es la creencia en un Dios claramente distópico para los ricos y los económicamente privilegiados.
La esencia cristiana sería, por tanto, el insensato sueño de un Dios distópico para el capital. Es, a la vez, una eutopía a la que el profeta galileo entregó su vida. Una promesa de la que depende la existencia de tres cuartas partes de la humanidad, un camino tortuoso que se nos invita a transitar, un proyecto al que Caifás el banquero, el especulador, el gran empresario, el ejecutor de leyes o el lider político de nuestros días tiene declarada la guerra.
Gracias, José Laguna, por el regalo que nos haces en forma de reflexión compartida y gracias al movimiento Cristianisme i Justícia por vuestro excelente y profundo trabajo colectivo.