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mayo 4, 2018

¿Capitalismo o Democracia?

(*) A raíz de la crisis sistémica que afloró con fuerza hace ahora 10 años empezó a hacerse patente que el capitalismo y la democracia no podían funcionar juntos sin debilitarse mutuamente. Algunos grandes líderes de aquel momento hablaron sin ambages de la reforma del capitalismo, para hacerlo «sostenible». Cada vez más la «justicia social» y la «justicia de mercado» resultaban difíciles de conciliar. La mayoría de las sociedades humanas tienen una fuerte tendencia a mantener principios tradicionales de justicia social tales como que alguien que realiza un buen trabajo debe recibir a cambio una recompensa digna, que la gente no debería ser pobre por ser anciana, que cualquier ciudadano/a debe tener acceso a un médico si está enfermo, que el derecho a techo y a comida debe ser universal, que el empleo remunerado debe ser protegido contra los abusos de los propietarios o que debe haber una distribución equilibrada de costes y beneficios en una sociedad sana. Sin embargo la «justicia de mercado» se empeña, por el contrario, en cuestionar estos principios básicos, considerándolos implícitamente como un ataque poco razonable contra su propio conjunto de principios morales orientados siempre a la «legítima búsqueda del lucro individual».

El capitalismo y la democracia (o lo que es lo mismo, la razón mercantil y la razón política) interfieren entre si cada vez con mayor tensión. Cuando la lógica económica propia del capitalismo invade la política democrática extrae una «tasa de eficiencia» que hace aumentar el beneficio privatizado. Sin embargo esta misma lógica de «gestión tecnocrática» de la economía y «aumento incesante del beneficio» supone un evidente obstáculo para la satisfacción de las reclamaciones morales propias de cualquier sociedad democrática. Como consecuencia los gobiernos «avanzados» se enfrentan continuamente al dilema de una elección obligada entre dos opciones igualmente negativas para su propia supervivencia: o se pliegan ante los intereses de la lógica capitalista o satisfacen las demandas de justicia social que emanan de la ciudadanía a la que dicen defender.

La cada vez más difícil conciliación entre democracia y capitalismo hace a dichos gobiernos tomar decisiones que tienden a postergar en el tiempo la verdadera solución a esta gigantesca tensión contradictoria. Hagamos un rápido repaso histórico de este conflicto y veamos como la toma de decisión siempre ha supuesto una postergación del problema, su lanzamiento hacia el futuro, pero nunca su afrontamiento radical.

La crisis de beneficios de los años 70 se solucionó para el bando de los intereses corporativos propios del capitalismo con una alta tasa de inflación. Gracias a la presión de la banca privada el patrón dolar dejó de estar vinculado con el oro lo que permitió la libre creación de cantidades ingentes de nuevos dólares que flotaban libremente en los mercados sin anclajes tangibles en bienes reales. Como consecuencia los precios de las materias primas no paraban de subir. Ante esta situación y para dar satisfacción a los intereses del bando de la ciudadanía y su pulsión hacia la justicia social los gobiernos recurrieron a la deuda pública que se inflaba sin parar para poder seguir dando respuesta a la provisión de servicios públicos básicos para mantener el estado del bienestar. Ya en los comienzos del 2000 los grandes intereses corporativos presionan a los gobiernos para contener este aumento imparable de la deuda pública iniciándose, como mecanismo compensatorio, un nuevo ciclo expansivo de deuda pero en este caso privada. Empresas y particulares van a disponer de todo tipo de facilidades para recibir créditos blandos, prácticamente sin garantías. Los gobiernos así ganan tiempo para seguir caminando sin caerse por el cable de una democracia aparente sobre un capitalismo en dificultades. Ya en el 2008 la montaña de deuda privada insolvente comienza a desmoronarse teniendo que ser de nuevo los sistemas «democráticos» y sus gobiernos los que salgan al rescate de las entidades financieras privadas que tan alegremente concedieron créditos sin garantía de devolución en forma de dinero express creado de la nada a cambio de promesas vacías. El rescate bancario genera un nuevo ciclo expansivo ahora de nuevo de deuda pública (o lo que es igual, deuda privada socializada) que tenderá a socavar nuestro sistema compartido de protección comunitaria y la idea misma de democracia entendida como poder del pueblo para garantizar su propia soberanía política y la cobertura de sus necesidades básicas en cuanto a salud, pensiones, vivienda, educación, servicios sociales, etc. Ante esta nueva situación de recortes indiscriminados grandes masas de electores frustrados y atemorizados por la alarmante pérdida de derechos tienden a refugiarse en opciones políticas ultranacionalistas de carácter defensivo en un nuevo intento por buscar cierta cohesión social interna ante la amenaza de unos intereses corporativos globalizados muy poderosos… El péndulo entre democracia y capitalismo sigue oscilando pero la maquinaria del reloj cada vez presenta más signos de avería inminente.

 

La inflación artificial primero, la deuda pública después, la deuda privada, de nuevo la deuda pública, los recortes brutales de los derechos vinculados a un elemental concepto de la justicia social o el auge del ultranacionalismo político no son más que diferentes caras de un mismo poliedro. Distintas expresiones de un único fenómeno mutante que esconde soluciones aparentes a un problema de fondo no resuelto como es la contradicción irresoluble entre la política democrática, con su búsqueda inherente de la justicia social, y la economía capitalista con su tendencia natural a la maximización del lucro privatizado.

Solo una nueva lógica postcapitalista, con un nuevo modelo de economía basada en el bien común, anclada en el conocimiento exhaustivo de los recursos naturales realmente disponibles, en la sostenibilidad, en la responsabilidad con las generaciones futuras, en la autocontención, la autolimitación, el reparto y la justicia social propia de una política democrática nos permitirán afrontar el futuro de nuestras comunidades humanas con unas mínimas garantías de éxito.

(* Esta entrada es deudora, entre otros, del sociólogo aleman Wolfang Streeck y de sus ideas expresadas en numerosos libros, artículos y conferencias)

 

julio 7, 2014

Última llamada

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Los ciudadanos y ciudadanas europeos, en su gran mayoría, asumen la idea de que la sociedad de consumo actual puede “mejorar” hacia el futuro (y que debería hacerlo). Mientras tanto, buena parte de los habitantes del planeta esperan ir acercándose a nuestros niveles de bienestar material. Sin embargo, el nivel de producción y consumo se ha conseguido a costa de agotar los recursos naturales y energéticos, y romper los equilibrios ecológicos de la Tierra.

Nada de esto es nuevo. Las investigadoras y los científicos más lúcidos llevan dándonos fundadas señales de alarma desde principios de los años setenta del siglo XX: de proseguir con las tendencias de crecimiento vigentes (económico, demográfico, en el uso de recursos, generación de contaminantes e incremento de desigualdades) el resultado más probable para el siglo XXI es un colapso civilizatorio.

Hoy se acumulan las noticias que indican que la vía del crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta. El declive en la disponibilidad de energía barata, los escenarios catastróficos del cambio climático y las tensiones geopolíticas por los recursos muestran que las tendencias de progreso del pasado se están quebrando.

Frente a este desafío no bastan los mantras cosméticos del desarrollo sostenible, ni la mera apuesta por tecnologías ecoeficientes, ni una supuesta “economía verde” que encubre la mercantilización generalizada de bienes naturales y servicios ecosistémicos. Las soluciones tecnológicas, tanto a la crisis ambiental como al declive energético, son insuficientes. Además, la crisis ecológica no es un tema parcial sino que determina todos los aspectos de la sociedad: alimentación, transporte, industria, urbanización, conflictos bélicos… Se trata, en definitiva, de la base de nuestra economía y de nuestras vidas.

Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura, tecnólatra y mercadólatra, olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes.

La sociedad productivista y consumista no puede ser sustentada por el planeta. Necesitamos construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a una enorme población humana (hoy más de 7.200 millones), aún creciente, que habita un mundo de recursos menguantes. Para ello van a ser necesarios cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial: y sobre todo en los valores que guían todo lo anterior. Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar.

Pero esta Gran Transformación se topa con dos obstáculos titánicos: la inercia del modo de vida capitalista y los intereses de los grupos privilegiados. Para evitar el caos y la barbarie hacia donde hoy estamos dirigiéndonos, necesitamos una ruptura política profunda con la hegemonía vigente, y una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades sociales dentro de los límites que impone la biosfera, y no el incremento del beneficio privado.

Por suerte, cada vez más gente está reaccionando ante los intentos de las elites de hacerles pagar los platos rotos. Hoy, en el Estado español, el despertar de dignidad y democracia que supuso el 15M (desde la primavera de 2011) está gestando un proceso constituyente que abre posibilidades para otras formas de organización social.

Sin embargo, es fundamental que los proyectos alternativos tomen conciencia de las implicaciones que suponen los límites del crecimiento y diseñen propuestas de cambio mucho más audaces. La crisis de régimen y la crisis económica sólo se podrán superar si al mismo tiempo se supera la crisis ecológica. En este sentido, no bastan políticas que vuelvan a las recetas del capitalismo keynesiano. Estas políticas nos llevaron, en los decenios que siguieron a la segunda guerra mundial, a un ciclo de expansión que nos colocó en el umbral de los límites del planeta. Un nuevo ciclo de expansión es inviable: no hay base material, ni espacio ecológico y recursos naturales que pudieran sustentarlo.

El siglo XXI será el siglo más decisivo de la historia de la humanidad. Supondrá una gran prueba para todas las culturas y sociedades, y para la especie en su conjunto. Una prueba donde se dirimirá nuestra continuidad en la Tierra y la posibilidad de llamar “humana” a la vida que seamos capaces de organizar después. Tenemos ante nosotros el reto de una transformación de calibre análogo al de grandes acontecimientos históricos como la revolución neolítica o la revolución industrial.

Atención: la ventana de oportunidad se está cerrando. Es cierto que hay muchos movimientos de resistencia alrededor del mundo en pro de la justicia ambiental (la organización Global Witness ha registrado casi mil ambientalistas muertos sólo en los últimos diez años, en sus luchas contra proyectos mineros o petroleros, defendiendo sus tierras y sus aguas). Pero a lo sumo tenemos un lustro para asentar un debate amplio y transversal sobre los límites del crecimiento, y para construir democráticamente alternativas ecológicas y energéticas que sean a la vez rigurosas y viables. Deberíamos ser capaces de ganar grandes mayorías para un cambio de modelo económico, energético, social y cultural. Además de combatir las injusticias originadas por el ejercicio de la dominación y la acumulación de riqueza, hablamos de un modelo que asuma la realidad, haga las paces con la naturaleza y posibilite la vida buena dentro de los límites ecológicos de la Tierra.

Una civilización se acaba y hemos de construir otra nueva. Las consecuencias de no hacer nada —o hacer demasiado poco— nos llevan directamente al colapso social, económico y ecológico. Pero si empezamos hoy, todavía podemos ser las y los protagonistas de una sociedad solidaria, democrática y en paz con el planeta.

Web «Última llamada»

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(Pdf con el texto y la lista con los primeros 249 firmantes entre los que destacan:

Ada Colau, Alberto Garzón, Arcadi Oliveres, Belén Gopegui, Enric Duran, Esther Vivas, Florent Marcellesi, Joan Martínez Alier, Joaquín Araujo, Jorge Riechman, José Manuel Naredo, Juan Carlos Monedero, Juantxo López de Uralde, Marina Albiol, Olga Rodríguez, Pablo Iglesias Turrión, Teresa Forcades, Teresa Rodríguez, Xosé Manuel Beiras, Yayo Herrero…)

diciembre 25, 2013

Homeless. ¿Pensarían igual en esta situación?

Homeless Politicians, por Martín Echeverría

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El artista Martín Echeverría nos presenta estos dibujos. Se trata de la serie “Homeless. ¿Pensarían igual en esta situación?”. En ella nos propone a políticos españoles en situaciones de desamparo, viviendo en la calle. Martín siempre ha creído que el arte es hijo de su tiempo, que debe reflejarlo. En un ejercicio de imaginación ha puesto al presidente del gobierno Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro, y a Esperanza Aguirre en el mismo dramático momento al que están llevando a cientos de miles de familias; y sólo se pregunta…, ¿pensarían igual en esta situación?, ¿les parecería tan lógico dar miles de millones de euros a los bancos mientras a su vez recortan en sanidad, educación, justicia…?. El cree que el arte de estos tiempos es en blanco, negro y tonos grises, porque nos han robado los colores y los tienen bien guardados en paraísos fiscales.

Magnífica invitación a la reflexión y al desarrollo del potencial creativo de la imaginación. Ningún ser humano está libre de la miseria, ni siquiera ellos. Lo que hoy es un manto dorado mañana podrá ser un harapo descolorido por los caprichos del destino. Y si no que se lo cuenten a Saddam Hussein (se le da un aire a Mariano) o, sin irnos a historias con tintes tan dramáticos, a otros ídolos caídos como Mario Conde, Julián Muñoz, Ruiz Mateos, Luis Roldán y tantos otros. Para cerrar esta pequeña entrada nada mejor que un sencillo cuento del pensador libertario Leon Tolstoi: ¿Cuánta tierra necesita un hombre?.

diciembre 11, 2013

¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? (III)

En una entrada anterior comentamos la necesidad inaplazable de construir un nuevo marco de pensamiento que supere la visión decimonónica de la economía basada en la idea de la conquista de un «mundo vacío» que debe ser dominado y explotado por el hombre hacia un planteamiento de «mundo lleno» que debe ser conservado y mejorado con citerios de racionalidad, partiendo del conocimiento profundo de su funcionamiento y de sus límites.

Ante la encrucijada actual de la crisis sistémica se enumeraban cinco problemas y cinco vías de solución:

problemasEl diseño de un futuro sostenible pasa por cambiar las antiguas preguntas (pensadas por Locke, Smith, Benthan, Mill o incluso Marx en un contexto histórico-filosófico de “mundo vacío”, propio de los siglos XVIII y XIX) por nuevas preguntas, adaptadas al muy diferente contexto actual de “mundo lleno”. Solo así podremos hallar las respuestas apropiadas a la realidad presente del siglo XXI. Las nuevas preguntas deben ser articuladas dentro de los principios que nos permitirán afrontar los cinco grandes problemas formulados anteriormente, que pasamos a analizar:

 huella_ecologica_pies11. Principio de gestión racional de la demanda:

Ante el “problema de escala”, es decir, de haber “llenado” el mundo de personas y de objetos artificiales, la pregunta ahora ya no es “¿cómo satisfacer una demanda de recursos naturales siempre en aumento?”, sino más bien: ¿cuáles son los límites biosféricos en lo que se refiere a fuentes –de recursos naturales y energía— y a sumideros –de residuos y contaminación–, y cómo ajustamos el impacto humano de manera que permanezcamos dentro de esos límites?. Como se ve, la inversión de perspectiva es completa: en un “mundo lleno”, la idea de soberanía del consumidor es anacrónica. En lugar de ello, los poderes públicos democráticos deben diseñar estrategias de gestión racional de la demanda en campos tan diversos como consumo de energía, consumo de agua, transportes, consumo de carne y pescado, uso de recursos minerales, etc., para no superar los límites de sustentabilidad. El término “racionamiento” aún asusta porque nos remite a momentos históricos de miseria y guerra. Sin embargo un afrontamiento responsable de nuestro presente y nuestro futuro nos coloca inevitablemente ante la idea de autorregulación individual y colectiva, o de limitación cuantitativa en aspectos tales como población, tecnología, prácticas sociales, acumulación de posesiones materiales de uso individual y, en general, imaginario cultural sobre qué entendemos por “vida buena”. Lejos de hallarnos ante los problemas “ingenieriles” de conseguir siempre más agua, energía, alimentos, sistemas de eliminación de residuos, etc., en realidad tenemos sobre todo que resolver problemas filosóficos, políticos y económicos que se refieren a la autogestión colectiva de las necesidades y los medios para su satisfacción. En un “mundo lleno”, no se trata ya de un (imposible) aumento indefinido de la oferta, sino de gestionar de manera global, equilibrada, racional y equitativa la demanda.

2. Principio de Biomímesis:

El cambio de pregunta aquí iría desde el ¿Cómo dar solución a una determinada necesidad humana de manera que sea susceptible de generar un rédito monetario? a ¿Cómo la naturaleza y los ecosistemas darían solución a este problema?. Esta nueva perspectiva nos ayudará a afrontar el «problema de diseño» de nuestro actual sistema sociopolítico. Desde hace decenios, ecólogos como Ramón Margalef, H. T. Odum o Barry Commoner han propuesto que la economía humana debería imitar la “economía natural” de los ecosistemas. El concepto de biomímesis hace referencia a esta idea de imitar a la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera. No es que exista ninguna agricultura, industria o economía “natural” sino que, al tener que reintegrar la tecnosfera en la biosfera, el hecho de estudiar cómo funciona la segunda nos orientará sobre el tipo de cambios que necesita la primera. La biomímesis es pues una estrategia de reinserción de los sistemas humanos dentro de los sistemas naturales. Estos sistemas, orientados siempre a la compensación de los desequilibrios, podrían describirse en base a diez propiedades básicas:

1. Funcionan a partir de la luz solar. + 2. Usan solamente la energía imprescindible. + 3. Adecúan forma y función. + 4. Lo reciclan todo. + 5. Recompensan la cooperación. + 6. Acumulan diversidad. + 7. Contrarrestan los excesos desde el interior.  + 8. Utilizan la fuerza de los límites. + 9. Aprenden de su contexto. + 10. Cuidan de las generaciones futuras.

Y la naturaleza es la única empresa que nunca ha quebrado en sus 4.000 millones de años de existencia . Esta empresa se basa en un tipo de “economía” cíclica, totalmente renovable y autorreproductiva, sin residuos, y cuya fuente de energía es inagotable en términos humanos: la energía solar en sus diversas manifestaciones (que incluye, por ejemplo, el viento y las olas). En esta economía cíclica natural cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: los ciclos se cierran. Por el contrario, la economía industrial capitalista desarrollada en los últimos dos siglos, considerada en relación con los flujos de materia y de energía, es de ejecución lineal: los recursos quedan desconectados de los residuos, los ciclos no se cierran. No se trata de que lo natural supere moral o metafísicamente a lo artificial: es que exhibe un funcionamiento más ajustado a los límites de la realidad porque lleva bastante más tiempo de rodaje.

 (Basado en ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? Reflexiones sobre biomímesis y autolimitación. de Jorge Riechmann.)

[Continúa y finaliza aquí: ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? (y IV)]

agosto 31, 2013

Autolimitación de la riqueza: Una propuesta

Si hay algo que la crisis sistémica esté poniendo al descubierto ante los ojos de cualquier observador mínimamente sagaz es que actualmente se está produciendo una concentración descomunal de la riqueza en cada vez menos manos. Las mayores empresas mundiales se van haciendo más y más grandes hasta llegar a fagocitar o destruir a otras de tamaño inferior creando una posición de dominio muy inquietante incluso desde el punto de vista del propio liberalismo. La competencia desrregulada no crea más equilibrio entre los entes productivos sino, justo al contrario a como siempre se nos había explicado, genera tiranías oligopólicas que terminan por vaciar a la democracia de todo su sentido y significado real. Un buen ejemplo de este hecho puede verificarse en el panorama financiero del estado español donde cada vez existen menos bancos, creándose un oligopolio o cuasi-monopolio de facto entre empresas mastodónticas y todopoderosas como son el Santander, BBVA y La Caixa. Ellos van devorando el mercado apropiándose de más y más cuota de poder gracias a la demolición controlada de las cajas de ahorro. Algo similar puede observarse en otros sectores de la economía como la producción de energía, fármacos o la fabricación a gran escala de alimentos procesados, entre otros muchos.

Ante esta nueva dictadura, en este caso de mercado, algunas voces situadas dentro del propio capitalismo comienzan a dar la señal de alarma y plantean soluciones imaginativas para intentar garantizar algo parecido a una libre concurrencia real entre operadores de tamaño más o menos similar para que no sean capaces de llegar a destruirse con la velocidad y voracidad actual. Una de estas voces es la de Luis Molina Temboury que nos expone, según sus propias palabras, “Una sencilla solución para un inmenso problema”. Leamos muy resumidamente la presentación de su propuesta:

Para el neoliberalismo el futuro no existe. Todo se reduce al orgasmo individualista de poseer cuanto antes más que nadie. Aceptar esa demente ideología de que el futuro colectivo no debe preocuparnos es precisamente lo que ha propiciado la victoria del neoliberalismo, y también es lo que nos ha llevado hasta la crítica situación en que estamos. Nadie tiene derecho a apropiarse de riquezas desproporcionadas si eso afecta al bienestar del resto de los seres humanos, y menos aún si eso determina un horrible futuro para la humanidad. La verdadera libertad no puede significar enriquecerse a costa del dolor de los otros, es decir, de la red universal . Que el germen de los problemas es la desigualdad extrema es tan evidente como evitable. Aunque ahora esté boyante, el sistema neoliberal colapsará finalmente porque no puede ni podrá superar su contradicción esencial: no es realista pretender una acumulación ilimitada de riquezas en un entorno material finito ni sostener un crecimiento perpetuo de la desigualdad. Esa contradicción se manifiesta en el plano teórico, porque no existe ecuación matemática ni econométrica alguna que pueda sostener tan insensato modelo. También en el plano político, porque la concentración de poder que acompaña al aumento de la desigualdad ha pervertido la democracia y nos conduce aceleradamente a la dictadura del gran capital. En el plano social, la contradicción ya resulta insoportable, porque ha generado una sociedad global violenta, militarizada, insolidaria y corrupta, que convive alegremente con la pobreza, la guerra, la destrucción del medio ambiente y la vulneración de los derechos humanos. Y para terminar con la suma de las desgracias que ha producido esa contradicción, el neoliberalismo está siendo nefasto para el desarrollo personal, porque su ideario ha inoculado en lo más hondo de las conciencias una gran mentira: que somos individuos ajenos e independientes del gran todo universal. Es decir, que por aceptar la acumulación ilimitada y la desigualdad extrema como base de la organización social nos hemos condenado a vivir sumidos en el miedo, la ignorancia y la miseria, a estar presos de una ideología irracional y a ser cómplices involuntarios eternamente insatisfechos de un consumismo estúpido e irresponsable. El sistema económico neoliberal morirá y cuanto antes lo haga será mejor, porque ya ha llegado demasiado lejos. Debemos poner coto a la acumulación infinita de riqueza en manos privadas, esa regla irracional que guía al sistema por encima de cualquier otra consideración y que nos lleva aceleradamente al fin de la historia. Desperdiciar la vida y el esfuerzo de todos en el absurdo objetivo de que una minoría acumule desaforadamente mientras la sociedad entera se derrumba es un panorama desolador, sobre todo para las nuevas generaciones. Habría que preguntarse primero si todo ese cúmulo de desgracias que padecemos es evitable. Y la respuesta evidente y tajante es que sí lo es. Reconducir la actividad planetaria hacia un modelo racional, justo, solidario y creativo es muy simple, porque si el origen de todos los problemas es la desigualdad extrema, con limitar la riqueza en manos privadas todo podría ser muy diferente. Debemos tomar conciencia de que es urgente cambiar esa detestable regla del juego del sistema. La búsqueda del crecimiento ilimitado de la riqueza privada, la sagrada ley del neoliberalismo, además de ser la fuente de todos los grandes males, es también su talón de Aquiles. Sobre ella hay que actuar para construir el futuro.

logo-GracoTodo se sustenta, pues, en el simple principio de la permisividad colectiva con la desigualdad extrema. Sin embargo tenemos dificultad para reconocerlo debido a un prejuicio de nuestro pensamiento individualista. Porque, seamos honestos, desde una perspectiva sistémica no tiene ninguna fuerza lógica criticar a los grandes ricos mientras íntimamente aspiramos a convertirnos en uno de ellos. El problema de lo que ocurre en la sociedad no es tanto que haya grandes ricos como que una gran mayoría de ciudadanos anónimos haya aceptado la posibilidad y el anhelo de llegar a serlo. Si yo considero que es lícito y natural hacerme inmensamente rico -lo de menos es si esa posibilidad me queda cerca o lejos-, no puedo cuestionar el sistema neoliberal de manera coherente, es decir, que acabar con la riqueza desmedida de verdad me exige un compromiso personal. La solución es evidente, pero hasta hace poco nos faltaba algo esencial: un medio de comunicación libre para burlar el inmenso poder mediático de las élites. Con Internet, y tomando conciencia de que somos algo más que individuos, hoy disponemos de una herramienta preciosa para cambiar el mundo. El punto de partida para el cambio, la sencilla solución para el inmenso problema, sería el siguiente acuerdo voluntario:

A TRAVÉS DE INTERNET COMPROMETERSE FORMALMENTE EN UN LISTADO PÚBLICO A NO ACUMULAR RIQUEZAS MÁS ALLÁ DE UNA DETERMINADA CANTIDAD POR PERSONA. (POR EJEMPLO UN MILLÓN DE DÓLARES)»

Que la limitación de la riqueza sea un compromiso voluntario y abierto, como debe ser el acuerdo para cambiar el mundo, no significa que su incumplimiento pueda salir gratis. Lo mejor sería sancionar con el desprecio social a quien hubiese firmado el compromiso y después se hubiese arrepentido o lo hubiese violado. En el lado contrario los ciudadanos podrían valorar qué políticos, empresarios o partidos han sido capaces de firmar ese contrato público premiándoles con el correspondiente apoyo electoral o compra de productos. Una iniciativa tan simple y aparentemente cándida como esta, distribuida por la red de forma viral, podría ser un interesante experimento social porque contiene elementos que ayudarían a crear nuevos marcos de pensamiento. Limitar la riqueza, desde la implicación y el convencimiento personal, hasta una cantidad que sea suficiente para devolver el poder a la democracia y conseguir así que el flujo del comercio se redistribuya sin los actuales estrangulamientos podría constituir una palanca de cambio. Invertir la lógica actual que encumbra a los acumuladores por una dinámica de descrédito social hacia ellos también se nos antoja un requisito indispensable para ganar el futuro. 

Este es el resultado del sondeo en 15m.virtualpol:

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Gracias Luis por tu trabajo.

agosto 10, 2013

La Banca Privada Mundial dispara la deuda pública

«Seis años después del comienzo de la crisis financiera mundial, la deuda pública de la mayoría de las economías avanzadas ha alcanzado niveles sin precedentes en tiempos de paz. Y aún más preocupante, sigue al alza (…) Las estadísticas oficiales de deuda subestiman la verdadera magnitud de los problemas de numerosas economías». (83º Informe del Banco de Pagos Internacionales. Junio-2013. Pg. 41)

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La principal causa de este aumento disparado de la deuda pública en todas las economías avanzadas del mundo no es otra que la transferencia de fondos públicos a las arcas de la banca privada de cada uno de estos países. El incremento de la deuda pública es directamente proporcional al volumen de los rescates que los ciudadan@s de estos países han sido obligados a asumir para el mantenimiento de sus castas parasitarias bancarias. El ránking está encabezado por Irlanda (58.7), «el tigre celta», alumno aventajado de las políticas neoliberales durante la década anterior al estallido de la crisis. A pesar de la gran contención y mesura de su déficit público y su deuda hasta 2007 sus bancos privados actuaron como un cáncer que llevó al país a la bancarrota. Después vemos a Grecia, Portugal, Reino Unido o el caso especialmente sangrante de España (con agujeros finales para las arcas públicas que rondan los 190.000 millones de euros). El denominador común siempre es el mismo: Rescate con dinero público a empresas privadas financieras corruptas y quebradas que deben ser cebadas mediante un proceso de extorsión de naturaleza similar al perpetrado por las organizaciones terroristas cuando exigen su llamado «impuesto revolucionario»: Si no pagas estás abocado al tiro en la nuca. El esquema se repite de manera análoga con los ciudadan@s de EEUU, Francia, Islandia o cualquier otro país de nuestro entorno. La banca privada, con sus multimillonarios directivos, está al mando del negocio.

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Fuente del gráfico: ¿A cuánto asciende la factura de la crisis?

septiembre 12, 2012

15S: No debemos, no pagamos

(Comunicado del Bloque Antideuda, llamando a la manifestación del 15S, al que se adhieren CGT, Izquierda Anticapitalista, Ecologistas en Acción, Cristianos de base, Coordinadora Estatal Feminista, la PAH, la Oficina Precaria, Juventud SIN Futuro, ATTAC… )

La mayoría de la población -el 99%-, especialmente la clase trabajadora y los colectivos sociales más desfavorecidos, estamos sufriendo un brutal y descarnado ataque a nuestros derechos laborales y sociales debido a una crisis inducida y generada por aquellos que nos la quieren hacer pagar. Esta crisis, más allá de económica, es sobre todo un crisis social y ambiental que profundiza en las relaciones de dominación de clases y patriarcales.

(Seguir leyendo)

julio 26, 2012

Demolición controlada del Estado Social: Un proyecto político

Los aprendices de brujo del neoliberalismo, en su delirio de omnipotencia, se sienten guiados por las valquirias en el momento histórico actual. Ellos son los elegidos. En su fantasía mesiánica están llamados a una misión trascendente y purificadora de la sociedad en su propio provecho. Creen saber lo que hacen: Necesitan hundir a los países en la miseria para poder aplicar su ideología política. Les resulta muy difícil ocultar su gozo místico mientras aplauden al caudillo de turno y gritan ¡qué se jodan! contra el parado, el empleado público, el autónomo o el ciudadano medio. Aplicando su estrategia de la “doctrina del shock”, ya testada hace años en Chile, Indonesia, Rusia y otros muchos países, pretenden instaurar un nuevo régimen de totalitarismo explotador ahora también en Europa occidental. Su agenda se proyecta en una serie de fases progresivas, con próxima estación en la inevitabilidad del rescate-ahogamiento,  cuyo objetivo final es el control y la dominación del ser humano a través de la mercantilización radical de todos los aspectos básicos para la vida: Educación, Sanidad, Vivienda, Agua y Alimentos. Alguien les enseñó que todo lo que entre en la esfera monetaria del pago directo podrá ser dominado mejor por su gran máquina de expropiación. Saben que los ingentes capitales monetarios ociosos solo pueden encontrar rentabilidad colonizando nuevos espacios de necesidades humanas básicas hasta ahora garantizadas por la carta universal del derecho a la vida, aún recogido en las constituciones europeas. Por supuesto estas recetas solo pueden conducir al aumento de la desigualdad pero para ellos y para la clase a la que pertenecen eso nunca fue problema. El capital insaciable necesita devorarlo todo para alimentarse, empezando por la democracia y la libertad colectiva, para continuar después con el jugo vital de sus propios súbditos y esclavos.

La historia no es nueva. Ya la vimos en SurAmérica en todo su apogeo durante los años 70 y 80, en el Asia tercermundista o en el África rica en recursos naturales pero depauperada casi hasta el exterminio por las mafias bancaria-institucionales del mercado capitalista. En Europa pensábamos que la cosa no iría con nostros porque eso solo afectaba a sociedades hipotéticamente atrasadas e incultas que no habían conseguido adpatarse a los nuevos tiempos y al exigente mundo moderno. Algo así no podría llegar al mundo rico. Ahora vamos a empezar a comprobar con espanto cuan estúpidos e ignorantes hemos sido. Como muchos ya pronosticaron en el pasado el capitalismo depredador no puede detenerse ante nada porque la explotación ilimitada y progresiva del ser humano y de la tierra está escrita en sus propios genes.

Los gobernantes españoles, representados por la muñeca diabólica que suele dar el parte de guerra tras la reunión del consejo con una mezcla maléfica de sádico placer y estupidez dibujada en su rostro, se toman en serio su trabajo sicario al servicio de las oligarquías financieras. Quieren forzarnos a aceptar su agenda política antidemocrática por la vía del miedo y la inevitabilidad de los hechos consumados. Una agenda política repleta de dolor, injusticia, desempleo y expropiaciones de bienes públicos por parte de los que nada producen. “Más pobres seréis más dóciles y trabajaréis mejor”, parecen querer decirnos en su lenguaje de empresa de servicios designada por la teocracia del dinero para dar las noticias de la liquidacición y cierre.

Sin embargo, a pesar de este sombrío panorama, no debemos ser pesimistas. La Historia nos enseña que los grandes avances y revoluciones se producen en este tipo de contextos, en los que se dan las condiciones de crisis apropiadas para la emergencia de nuevos estados de conciencia y nuevos paradigmas de pensamiento. Cada vez con más fuerza cobrarán vigencia ideas, ancladas en la ética de un humanismo socialista y libertario, que nos empujarán a buscar nuevas soluciones comunitarias para los viejos problemas, con la cuestión fundamental de la propiedad de los bienes básicos para la vida, incluyendo al crédito, como telón de fondo.

junio 14, 2012

¿Para qué sirve la banca privada?

Los rescates públicos a los bancos privados suman 1,2 billones en ocho países

Así socializan los ricos su deuda privada mientras se apropian del ahorro público: Capitalismo en estado puro.

Jesús Sérvulo González – El País


El sistema financiero español está empachado por un atracón de ladrillo y el Estado ha decidido salir en su rescate. El caso de España no es único: hasta el momento, al menos, ocho países han desembolsado más de 1,2 billones de euros de sus arcas para rescatar al sistema financiero, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). La diferencia es que el Gobierno de Rajoy ha tenido que recurrir a sus socios europeos para inyectar dinero público a las entidades españolas.

» España. A pesar de que las autoridades españolas no dudaron en alardear de la buena salud de sus bancos durante el colapso financiero de 2008, el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó un reguero de entidades enfermizas. En 2010, el Gobierno inició un proceso para impulsar la bancarización de las cajas. Las operaciones eran apoyadas mediante un fondo (FROB), a través del cual España ha aportado 40.789 millones a las instituciones financieras, aunque se han recuperado 27.908 millones. No obstante, como el problema persiste el Ejecutivo ha recurrido a Bruselas, que ha puesto a disposición de España un fondo de hasta 100.000 millones.

» Estados Unidos. La crisis financiera de 2008 tuvo su epicentro en EE UU y el símbolo de aquella tormenta financiera fue la caída de Lehman Brothers. Las consecuencia de aquel tsunami financiero llevó al Gobierno del expresidente George Bush a poner en marcha un fondo, el TARP (Troubled Asset Relief Program), para inyectar hasta 700.000 millones de dólares (unos 574.086 millones de euros) a la banca. Ese dinero permitió nacionalizar las grandes entidades al inocular el dinero público a la fuerza en sus balances. La entidad que recibió más ayudas fue AIG (140.000 millones). Las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac también fueron nacionalizadas. La ducha de dinero público para eliminar las dudas en el sector financiero, enfermo por la crisis de las hipotecas subprime, también alcanzaron a Citigroup (unos 35.000 millones de euros en dos tramos) o Bank of America (otros 35.000 millones). Cuatro años después, las devoluciones al Gobierno de EE UU ascienden a 227.468 millones de euros, la deuda pendiente corresponde sobre todo a pequeños bancos estatales y locales y a las participaciones que el Estado tomó en algunas entidades.

» Reino Unido. Mientras las entidades españolas sacaban pecho en 2008, los bancos británicos sufrían la virulencia de una crisis que se intensificó en Londres. El banco Northern Rock fue el primero en caer afectado por el veneno de los activos tóxicos. El Gobierno de Gordon Brown lo nacionalizó y abrió la vía de las ayudas públicas para rescatar a la banca. Durante el vértice de la crisis, en otoño de 2008, el Reino Unido aportó cerca de 118.122 millones de euros en el capital de los bancos más afectados, entre ellos el Royal Bank of Scotland (25.000 millones de euros), Lloyds (5.000 millones) y HBOS (16.000 millones). El Tesoro británico aún conserva participaciones en muchas de las entidades por importe de 99.000 millones.

» Irlanda. Uno de los casos paradigmáticos de cómo un país practica una transfusión millonaria de fondos públicos —el 41,2% de su PIB— para salvar al sistema financiero. La medida resultó demasiado dolorosa y tuvo consecuencias inesperadas. El manguerazo de dinero tuvo su origen en un sector financiero desmedido —representaba cerca de ocho veces el PIB irlandés—. Varios meses después del estallido de la crisis financiera, sus consecuencias aún sacudían Irlanda. Dublín se vio obligada a nacionalizar el Anglo Irish Bank y el Irish Nationwide entre 2009 y 2010. El virus financiero se contagió con fuerza y el Gobierno decidió crear un banco malo, Nama, para concentrar los créditos tóxicos de los bancos. Para ello, las autoridades irlandesas destinaron 64.452 millones para comprar préstamos dudosos y capitalizar entidades. Irlanda aún debe recuperar cerca del 90% de esa aportación. La mayúscula inyección de fondos desembocó en el rescate del país por parte del FMI y la UE.

» Holanda. En la misma época, la grave infección de la crisis en dos entidades holandesas llevaron al Gobierno de Amsterdam a desembolsar 84.897 para rescatar a dos de sus bancos principales y a otras entidades. El Fortis recibió 28.000 millones e ING 10.000. Cuatro años después, el Ejecutivo holandés ha recuperado casi la mitad de su aportación.

» Alemania. A pesar de la buena reputación de los bancos alemanes, el Ejecutivo alemán ha inyectado hasta 313.638 millones de euros para sanear sus entidades. Una buena parte de dinero público fue a parar a una multitud de bancos regionales. Pero como el problema financiero fue creciendo, Berlín creó un banco malo que se tragó más de 250.000 millones en activos tóxicos.

» Bélgica. El Gobierno belga aportó el 7% de su PIB para ayudar a Fortis y recapitalizar Dexia. El Tesoro público aún debe recuperar 24.676 millones.

Así le doblaron las rodillas los grandes bancos privados estadounidenses a los tesoros públicos de los países más importantes. Autoquebraron sus balances en 2007 y obligaron a los tesoros públicos a salir en su rescate, disparando la deuda pública y forzando el desmantelamiento del estado del bienestar. La Banca Privada es un cáncer.

 

… ¿y todavía seguís pensando alguno que la culpa de la crisis es de esa marioneta llamada Zapatero?, ¿Tan difícil resulta entender que son las propias reglas del sistema capitalista globalizado las que nos llevan a esta situación?

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Como empezar a obligar a los banqueros a pagar lo que deben – Xavier Vidal Folch

junio 12, 2012

¿Estamos en manos de psicópatas?

El movimiento mundial de los indignados tiene entre sus lemas el «we are the ninety nine per cent» (Somos el 99%). Curiosamente la Psicopatía es un grave trastorno de la personalidad que afecta, según los consensos de la comunidad científica al respecto, al 1% de la población.

Según la Psiquiatría, la Psicopatía, sociopatía o personalidad psicópata, es un trastorno antisocial de la personalidad. Los sociópatas o psicópatas se caracterizan por no sentir remordimiento ante el daño que inflingen a otras personas, por eso interactúan con los otros seres como si fuesen meros objetos, simples instrumentos al servicio de la satisfacción de sus propios intereses y deseos. La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro, es decir, que el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa es uno de los pilares de la estructura psicopática.

Los psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, con total desprecio hacia los códigos vinculados con el bien común. Sin embargo, estas personas sí tienen nociones sobre la mayoría de los usos sociales, por lo que su comportamiento puede pasar inadvertido para la mayoría de las personas.

Los psicópatas tienen un marcado egocentrismo, una característica intrínseca a este desorden. Esto implica que el psicópata trabaja siempre para sí mismo por lo que cuando ofrece algo invariablemente estará esperando recuperar esa inversión en el futuro. Otra nota común es la sobrevaloración de su persona, lo que los lleva a una cierta megalomanía y a una hipervaloración de su capacidad para alcanzar metas de poder. También destaca la empatía utilitaria, que consiste en una habilidad para captar la necesidad del otro y utilizar esta información para su propio beneficio, lo que constituye una mirada en el interior del otro para detectar sus debilidades y obrar sobre ellas para manipular.

Ciertos autores de la corriente psicoanalítica suponen que la razón por la cual una persona psicópata es una persona perversa es porque se trataría de sujetos cuyo comportamiento depende en gran medida de mantener el «principio de realidad», pero careciendo al mismo tiempo de «superyo», es decir de conciencia moral. Esto hace que la persona psicópata pueda cometer acciones criminales u otros actos antisociales con total falta de escrúpulos, es decir, sin sentir culpa.

¿Es el capitalismo una ideología psicopática?, ¿Estamos en manos de banqueros, políticos y megaempresarios psicópatas?, ¿Sería esta la foto de algunos psicópatas de guante blanco?:

Un mundo regido por psicópatas. Lo siento: No por no ser nuevo dejo de pensar en ello.

junio 1, 2012

¿Hay dinero o no hay dinero?

Hay dinero para los bancos y los banqueros, pero no para escuelas y hospitales públicos. Hay dinero para las nuevas armas y las nuevas guerras, pero no para el hambriento o el deshauciado. Hay dinero para la Casa Real y las altas jerarquías eclesiales, pero no para las asociaciones de vecinos o la parroquia de Entrevías. Hay dinero para engordar hasta reventar las cuentas corrientes de los grandes especuladores financieros, pero no para ayudar a los dependientes o los minusválidos… Así que a la pregunta de si hay dinero o no hay dinero la respuesta es clara: pues depende de para quién y para qué.  Aunque vemos esta realidad cada día de forma palpable mucha gente sigue incrédula y confusa, preguntándose ¿Cómo lo hacen?, ¿De dónde sale el dinero y cómo pueden mostrarlo o esconderlo con esa habilidad, según el momento, el lugar y el destino para el que haya sido concebido?. La situación se nos antoja parecida a la magia de los juegos de mano que se realizan con naipes: Ahora lo ves, ahora no lo ves. Ahí está la clave. El truco del gran mago nunca es fácil de descubrir, pero podemos intuirlo. En el caso que nos ocupa el truco consiste en que el dinero se está creando continuamente en FORMA DE DEUDA. En realidad el dinero es deuda y quien tiene el poder para conceder nuevos créditos, es decir, para poner nuevo dinero en circulación lo puede controlar prácticamente todo en una economía capitalista. En este sistema aquellos que tienen el poder de emitir nuevos créditos, según su criterio arbitrario, son los que hacen la política porque ellos eligen quién y qué actividades podrán disponer de recursos y cuales no. Este extremadamente reducido club está formado por directivos de grandes bancos privados internacionales, directivos de bancos centrales y directivos del Fondo Monetario Internacional. Ellos tienen todo el control, son los nuevos césares, con poder de levantar el pulgar o bajarlo, en este caso no para decidir sobre la vida de un gladiador, sino sobre la vida de cientos de millones de personas, de una sola vez. Evidentemente no son elegidos por el pueblo, ya que estas instituciones llevan a gala su total independencia a la hora de tomar decisiones. No se someten a ningún gobierno y mucho menos a ningún Parlamento. Solo se someten a su propio interés personal. Y, no te quepa ninguna duda, sus intereses no coinciden con los tuyos, porque son intereses exclusivamente privados, son los intereses de los más ricos entre los ricos. Todo se hace en función de ellos y para ellos. Su máxima es «Todo para nosotros y nada para el pueblo, excepto el trabajo sumiso, el consumo sumiso y la explotación». Conocer el veneno, crear los antídotos y ponerlos al alcance de todas  y todos es nuestro deber como ciudadanos que aspiran a ser libres.

Información complementaria: 10 cosas a saber sobre el sistema económico que no oirás en las noticias ni te explicarán en la Universidad

mayo 16, 2012

La Solución es otra

SOLUCIÓN: BANCA ÉTICA, PÚBLICA Y DEMOCRÁTICA

Juan Torres López

La solución es otra.

Con carácter inmediato hay que plantear una quita en toda Europa de la deuda existente, que es completamente imposible que se pueda pagar, repudiando la deuda generada por la financiación privada y por la especulación en los mercados; modificar el estatuto del Banco Central Europeo para que financie sin intereses los gastos extraordinarios de los gobiernos (sin perjuicio de que eso deba ir acompañado de un control de las demás circunstancias que provocan un crecimiento inadecuado de la deuda pública que debe limitarse a financiar necesidades extraordinarias o las inversiones que necesita el desarrollo integral y sostenible de las economías); la prohibición de los paraísos fiscales; la puesta en marcha de un plan de lucha contra el fraude en toda Europa y de reformas fiscales progresivas con figuras impositivas que graven las transacciones financieras y particularmente las de carácter especulativo; recuperar el poder adquisitivo de las rentas más bajas para generar actividad, empleo e ingresos públicos; prohibición de la utilización de productos financieros vinculados a las necesidades sociales básicas o a los recursos estratégicos de las economías; y reformas políticas que fortalezcan las democracias el control, social y la participación ciudadana. Aunque, siendo realistas, hay que señalar que para frenar de verdad la deuda pública y no echar sobre las economías una losa insoportable e insostenible en forma de gasto público corrupto y despilfarrador, será necesario a medio plazo avanzar aún más, estableciendo controles de capital para evitar la constante inestabilidad monetaria, desmercantilizando el trabajo y repartiendo el empleo, y configurando nuevos regímenes de propiedad y de derechos asociados a ella para evitar la concentración actual de los recursos y el dominio de los mercados y de la sociedad por los grandes grupos de poder empresarial y financiero.

Ver Artículo completo

Entrada relacionada: El secuestro de la soberanía popular europea: Modus Operandi

abril 19, 2012

El Vaticano se revuelve contra la Teología feminista de la Liberación en EEUU

La LCWR (Leadership Conference of Women Religious) es una Organización Católica estadounidense formada por más de 1500 religiosas cristianas con funciones rectoras dentro de sus comunidades eclesiales. Esta asociación representa actualmente el sentir de nada menos que el 80% del total de las 57.000 monjas católicas de EEUU. La asociación está teniendo la osadía de plantear unas opciones vitales, económicas, políticas y sociales totalmente acordes con el Evangelio, por lo cual se han hecho merecedoras de un fulminante ataque por parte de la retrógrada, anticristiana y corrupta jerarquía dirigente. Estas monjas están proponiendo llamadas a la acción con ideas tan radicales e inaceptables para el politburó de los decrépitos oligarcas de Roma, tales como:

-Denunciar que las causas de la crisis son sistémicas  («Pecado Estructural») y no son simplemente imputables a individuos corruptos que actuaban de forma aislada y estrictamente personal. La economía no debe ser un proyecto de las élites financieras sino una construcción realizada desde abajo, hecha por la gente y para la gente, en donde se ponga al ser humano en el centro.

– Unirse al Movimiento Occupy Wall Street (OWS) y compartir su lema «We are the 99%». Apoyar al Foro Social Mundial (WSF) y al Movimiento por la Justicia Global.

– Recomendar la lectura de Naomi Klein y la escucha de canales de radio como «Democracy Now», donde suele intervenir la periodista crítica Amy Goldman.

– Defender que las mujeres deben tener la posibilidad de ordenarse sacerdotes, con los mismos derechos que los hombres.

– Mantener que la homosexualidad no es una enfermedad sino una vivencia de la propia sexualidad perfectamente aceptable si se realiza desde el respeto y el amor a los semejantes.

Hay precedentes de represión. El Santo Oficio ratzingueriano ya hizo en el pasado movimientos similares contra la Teología de la Liberación. Todo nuestro apoyo, aliento y homenaje para estas luchadoras por la libertad. Mujeres rebeldes, revolucionarias, siempre a contracorriente.



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abril 14, 2012

¿Quién ha gastado en España el dinero que no tenía? (II)

En una entrada anterior ya analizamos, con la ayuda de diversos gráficos, como la mayor parte de la culpa de la lamentable situación en la que se encuentra la economía española debe ser imputada a las grandes empresas privadas (Bancos, inmobiliarias, constructoras…) y no al sector público. Sin embargo todo el peso del recorte, el ajuste y el escarnio social está cayendo sobre las cuentas públicas y no sobre las cuentas privadas. Podría pensarse que los que han generado el problema no solo salen de rositas, sino que además utilizan la coyuntura para atacar a los que hicieron las cosas bien (servicios públicos) para ir jibarizándolos y desmantelándolos, un sueño lárgamente acariciado por ellos desde hace décadas. Si se nos permite la simplificación hiperbólica explicada a los niños podríamos decir que en el capitalismo los malos ganan y los buenos pierden. Los malos gestores (banqueros que no quisieron medir los riesgos, defraudadores amnistiados, empresarios corruptos, políticos ineptos) ganan, y los buenos gestores (ciudadanos de clase media que pagaban religiosamente sus facturas y sus impuestos, microempresas responsables, directores de hospitales, colegios, bibliotecas, alcaldes y concejales honestos de pueblos pequeños, cooperativas sostenibles, trabajadores en general) son castigados con brutales recortes en servicios, salarios, derechos e imagen social. En esta entrada seguiremos aportando datos y gráficos que refuerzan esta visión, y que nos ayudan a entender la dinámca de los problemas a los que nos enfrentamos.


Este primer gráfico se llama «Deuda Pública Europea como porcentaje del PIB». La barra azul representa la previsión de deuda pública de los diferentes países para 2012, como porcentaje de su PIB. El punto redondo anaranjado representa la media de deuda pública del país en los últimos 10 años. Destacan los siguienes datos:

1.1) La deuda pública española en los últimos 10 años (situada en torno al 50% de su PIB) ha sido de las mejores de Europa y del mundo desarrollado, con un balance mucho más positivo que la media europea (en torno al 75%), solo mejorada por tres países escandinavos: Finlandia, Dinamarca y Suecia. Estos 3 países aplicaron las más altas tasas de impuestos a sus ciudadanos (entre el 40% y el 50% de sus ingresos) y en gran parte gracias a ello son los que mejor han equilibrado sus cuentas.

1.2) En previsión para 2012 aún seguiremos estando muy por debajo de la media europea (73.8% frente a 90.5%). Solo perderíamos dos posiciones en la clasificación respecto al dato anterior, superadas ahora también por Austria y Holanda, además de los tres escandinavos que seguirían siendo los mejores con diferencia.

1.3) El caso de Irlanda es paradigmático de como el neoliberalismo es letal para los pueblos. Su deuda pública estaba controlada en torno al 55%, siendo muy inferior a la media europea. Sin embargo sus dirigentes se entregaron a la orgía de las polítcas desregulatorias, con bajísimos impuestos, nula supervisión bancaria y privatización de servicios públicos. Su baja deuda pública no les protegió en absoluto contra la debacle. Cuando sus bancos privados quebraron obligaron al pueblo a salir a su rescate, lo cual terminó de forma inmediata por disparar su deuda y su déficit públicos. La enseñanza es clara para el que quiera ver y escuchar: De nada sirve la austeridad en las cuentas públicas si la política económica no está subordinada a los intereses del pueblo. Simplemente los poderes públicos irlandeses, representados en su Parlamento, tendrían que haberse negado en redondo a rescatar a esos bancos privados, en la línea de lo realizado por sus vecinos los islandeses. Si la sociedad no se dota de mecanismos efectivos para controlar realmente el poder económico y político de un país, en detrimento de las élites financieras, el vaciado de las arcas públicas estará garantizado. Mientras sean las zorras (bancos y grandes empresas cotizadas en bolsa) las que controlen el poder de la granja, las gallinitas irán cayendo sin remisión una detrás de otra. El neoliberalismo consiste precisamente en eso: Retirar de facto el poder al pueblo, entregárselo en bandeja a las élites financieras y dejar a los ciudadanos que se entretengan cada cuatro años jugando a echar papelitos en las urnas.

Veamos ahora el segundo gráfico:


Este se llama «Déficit/Superávit Público europeo como porcentaje del PIB». La barra azul vuelve a ser la previsión para 2012 y el punto anaranjado la media del periodo 2000-2010. Aquí llama la atención lo siguiente:

2.1) En los últimos 10 años solo ha habido 3 países con superávit público en Europa, es decir con mayores ingresos que gastos en sus arcas colectivas. Y, oh casualidad, vuelven a ser los tres escandinavos. El modelo político de magníficos servicios sociales gratuitos, fuertes impuestos, alto número de empleados públicos (1) y alta equidad no solo no resulta insostenible sino que arroja balances positivos en la contabilidad de los países. Para este año el único con previsión de superávit es Suecia. Los altos impuestos vuelven a ser decisivos.

2.2) El déficit público en España (3%) en los últimos 10 años también se ha comportado mejor que  la media europea. No ha sido pués el déficit público el que ha llevado a España a la situación actual (de ser así toda Europa estaría igual que nosotros). La explicación a los problemas diferenciales del Estado español solo puede venir en base al Déficit Privado, es decir a la diferencia entre ingresos y gastos de las empresas y los bancos.

2.3) Irlanda y Reino Unido, es decir los países que han aplicado las más puras políticas neoliberales (bajos impuestos, privatizaciones de servicios públicos, bajo índice de empleados públicos, despreocupación por la equidad social, desregularización de la economía, amnistías fiscales…) son los que presentan los mayores déficits, sin mejorar tampoco a España en los montantes de su deuda pública. Los países que han aplicado las políticas más opuestas al catecismo neoliberal (es decir, los escandinavos) son los que arrojan las mejores cifras en todos los parámetros evaluados.

Ante este aluvión de evidencias empíricas puede comprobarse fehacientemente que la insistencia totalitaria en aplicar políticas neoliberales solo puede ser entendida bajo el prisma de la defensa de los intereses de reducidas élites de poder (bancos privados, directivos de grandes empresas, políticos profesionales corruptos al servicio de las cúpulas financieras) en detrimento de los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos y de la más simple lógica económica. A corto plazo sólo copiar a los que lo hacen bien (Finlandia, Suecia o Dinamarca) podrá ayudarnos a capear la situación desde un punto de vista científico. El neoliberalismo es la muerte.

(1) Mil Mentiras sobre los funcionarios

+ Esta entrada tiene su continuación aquí: ¿Quién ha gastado en España el dinero que no tenía (III) ?

abril 9, 2012

Solución: No paguemos deudas que no son nuestras

Eric Toussaint: «O hay movilización ciudadana o a España le esperan 10-15 años de crisis»

 «Una gran parte de la deuda de países como España es ilegítima, dado que procede de una política que favoreció a una ínfima minoría de la población en detrimento de una aplastante mayoría de ciudadanos, así que tenemos que auditar esas deudas con participación ciudadana y anular todo lo ilegítimo; de lo contrario, las víctimas de la crisis seguirán sufriendo una doble condena en beneficio de los culpables, los banqueros», señala Éric Toussaint. Es uno de los expertos convocados a la Semana Galega de Filosofía para debatir sobre las posibles salidas para una Europa en plena asfixia financiera.

Entrevista de Susana Regueira al altermundista Eric Toussaint,  publicada en el Faro de Vigo:

—¿Se están aplicando en la Unión Europea las recetas que ya se utilizaron en América Latina en los años ochenta?

—Si, por supuesto es posible esa comparación: en Europa claramente estamos en una situación tipo finales de los años ochenta, comparable también a la década de los noventa en América Latina, es decir las deudas públicas han aumentado de modo importante y constituyen el pretexto para una nueva ofensiva neoliberal de austeridad total, es decir represión del gasto pública y represión salarial. En Grecia se acaba de reducir en un 22% el salario mínimo legal y para los jóvenes en un 35%, una austeridad brutal. Y la situación también es comparable porque a la población latinoamericana le costó diez años sacar la conclusión de que este tipo de políticas son totalmente nefastas, que no se puede seguir con el neoliberalismo. Y a partir del inicio de los 2000 hubo cambios políticos muy importantes en Venezuela, Brasil, Argentina con la sublevación popular de 2001… También Bolivia, Ecuador y Uruguay, así que mi pregunta es ahora: ¿Nosotros cuantos años vamos a tardar en liberarnos de estas políticas neoliberales?

—¿Ningún ajuste hará que se salga de la crisis?

—No, se profundiza en ella, con la reducción del gasto público y una reducción del poder de compra de las mayorías sociales, por supuesto no hay una salida a nivel económico, no hay posibilidad de tener crecimiento porque no hay mercados de exportación.

—Pero la lógica es: reducción del gasto público para buscar equilibrio fiscal y reducción del poder de compra de los trabajadores para ser competitivos en los mercados externos.

—Pero resulta que no funciona porque todos lo hacen, en Estados Unidos también hay crisis y no hay mercado, así es que las exportaciones de los países europeos son limitadas, incluso para el campeón de las exportaciones que es Alemania, porque Alemania se va a empezar a encontrar problemas en mercados de exportación.

—¿Qué opinión le merecen las medidas adoptadas en España?

—España está siguiendo el camino de Grecia, Portugal e Irlanda, a su ritmo pero es el mismo camino, ya con la política de Zapatero y ahora empeorada o radicalizada todavía más hacia el neoliberalismo por el gobierno del PP, está claro que el camino elegido es más austeridad en los dos o tres años que quedan, más paro y seguramente más reacciones o explosiones sociales. Ya el 29 de marzo hubo algo de esa participación popular pero veremos en los meses y años que vienen, de todos modos si seguimos con este tipo de políticas no lo dude, tenemos crisis para diez o quince años.

—¿Es optimista sobre si es posible huir de estos nuevos órdenes o el FMI, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio nunca lo permitirían?

—No les va a gustar, pero no se plantee que no lo van a permitir porque es que no tienen el poder de impedir o de prohibir un cambio, en realidad la fuerza de estas instituciones viene de la docilidad de los gobiernos, cuando un gobierno decide romper con la lógica impuesta por el FMI en realidad el FMI no tiene realmente poder de represalia. En esto también el ejemplo de América Latina es interesante: por supuesto hay diferencia entre España y Argentina, pero tampoco Argentina es un país de los más pobres de América Latina, es un país de unos 40 millones, con industria, condiciones de vida que eran de un cierto nivel medio, y se implementaron políticas neoliberales muy duras en los 90 con Carlos Menem, privatizadoras, vino después un gobierno de centro de De la Rúa, que profundizó en esa política, hubo una rebelión popular, cinco presidentes en tres semanas y luego el gobierno anunció la suspensión del pago de la deuda por cien mil millones de dólares, la más alta suspensión de pagos de deuda de la historia. Y sin pedir permiso al FMI y a los acreedores.

—¿Y el resultado?

—La situación en Argentina continuó siendo difícil en 2002 porque ya llevaba 33 meses en recesión pero gracias al no pago de la deuda y a políticas sociales de aumento del gasto público, de aumento de las ayudas a los desempleados y a su movimiento, el movimiento piquetero, hubo una situación de relanzamiento de la actividad económica, de modo que Argentina desde 2003 hasta hoy en día registra un 8% anual de crecimiento económico, sin emitir deudas en los mercados financieros… Es una política diferente, no voy a decir revolucionaria ni para mi es un modelo, pero demuestra al menos que un país puede romper con esa lógica dominante y tener éxito económico y social.

—¿Deberían seguir países como Grecia, Portugal o España esos ejemplos?

—Para mi sí, España tendría que evitar a toda costa las condiciones impuestas por la troika (en alusión a la UE, el FMI y al Banco Central Europeo), implementar otras políticas, lo que implica negarse a asumir deudas privadas. España tenía una deuda pública que llegaba al 60% del Producto Interior Bruto, de las deudas públicas más bajas de la UE cuando Alemania supera el 80%, España estaba con una deuda pública controlada, bastante pequeña, y ahora ya asciende al 82% del PIB por haber llevado a cabo una política neoliberal y haber empezado a asumir el costo del rescate de las grandes empresas inmobiliarias, de bancos y cajas de ahorros. Claro que era necesario proteger los depósitos de los ahorradores, pero no socializando deudas privadas. A su pregunta de antes de si soy optimista le diría que no es ser optimista o pesimista, sino que la única solución es una movilización ciudadana, prolongando el movimiento de los indignados del pasado año, tomando las plazas y exigiendo una política que proteja los derechos económicos y sociales de la población. Y si esa solución tarda tendremos una profundización de la crisis: o una solución que venga de la movilización ciudadana o a España le esperan diez o quince años de crisis.

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