
El pueblo, como siempre, el único perdedor en las guerras promovidas por los imperios económicos para ampliar sus mercados y en el despliegue de los diferentes terrorismos de estado a su servicio
Las claves para entender qué está pasando en Siria son diversas. Su emplazamiento geo-económico y el potencial consumo de su pueblo en mercancías provenientes de los países occidentales no es la menor de ellas. Un objetivo fundamental pero nunca abiertamente declarado será establecer el «libre mercado»; la entrada del capitalismo por la puerta grande en una región, Oriente-Medio, cuya población, cercana a las 200 millones de personas, es un codiciado consumidor. ¿Cómo es esto? Veamos solo un ejemplo:
En los primeros meses de la ocupación de EE.UU en Irak, y mientras la atención mediática se centraba en la cuestión de la democratización del mundo árabe, el estadounidense L. Paul Bremer III, máxima “Autoridad Provisional de la Coalición” (CPA), decretó 100 órdenes que regirían como leyes intocables. La número 81 es sobre «Patentes, Diseño Industrial, Información Confidencial, Circuitos Integrados y Variedades de Plantas». Por medio de esta orden, el campesinado iraquí, que acostumbraba guardar semillas para la siembra siguiente, perdió su soberanía y pasó a estar obligado a comprarlas, debido a que la nueva legislación prohibía expresamente la reserva propia de semillas. Es solo un ejemplo de lo que supone en la práctica la «libertad» capitalista. Así es como la Autoridad Provisional abrió las puertas legalmente a Monsanto, Syngenta y Bayer, entre otras múltiples transnacionales, que entraron a Irak con alfombra roja aprovechándose de leyes diseñadas a su medida en detrimento de los empobrecidos productores locales.
En un artículo publicado por la ONG Canal Solidario en su página Web, el 16 de noviembre de 2004, se reproducían palabras del ecologista y consultor ambiental Mariano Cereijo, quien aseguraba que, de convertirse Irak en una potencia mundial en el cultivo de transgénicos, “quedaría demostrado que la hegemonía militar del Nuevo Orden Mundial facilitará el consumo y cultivo de transgénicos”. Ocho años después de decretada la nueva ordenanza sobre semillas en Irak, varias organizaciones sociales de Paraguay han denunciado que la empresa Monsanto estaba detrás del golpe institucional al presidente de ese país Fernando Lugo. Monsanto pareciera ser un emisario directo de los intereses de los EE.UU en Paraguay, Honduras u otros países. En América Latina saben que la entrada de semillas transgénicas llega a través de los tratados de libre mercado (TLC), o impuestos directamente mediante golpes de estado. Si nos remonatamos aún más en el tiempo no será difícil comprobar como el interés por ampliar los mercados asimétricos capitalistas estuvo detrás de los golpes de estado de Chile, Argentina, Brasil o Uruguay en décadas anteriores.
Pero volvamos de nuevo a Oriente Medio. El 31 de octubre de 2006 el parlamento de Turquía aprobó la ley N° 5553 sobre semillas. Mediante esta ley, Turquía permite la entrada a su país de semillas transgénicas que influirían directamente sobre su campesinado, el cual representa el 35% de la población total del país, aboliendo el uso de mecanismos tradicionales de cultivo, lo que supondría dependencia, desempleo y miseria para sus pequeños agricultores y la pérdida progresiva de semillas originales. La multinacional Monsanto opera en Israel, Turquía e Irak. Sin embargo no ha podido penetrar aún ni en Irán ni Siria…
Otra cuestión sobre el conflicto que suelen omitir los medios cuando informan sobre Siria es el apoyo por parte de la dictadura de Arabia Saudí, (un país que aún hoy día no duda en decapitar a sus mujeres díscolas acusándolas de brujería), al llamado «Ejército Libre de Siria». ¿Se puede esperar mucha libertad de un ejército mercenario financiado por una casta feudal y sanguinaria como la de los Saud?. Tampoco te comentarán mucho sobre los intereses de Israel y por supuesto menos aún de las fuentes de apoyo logístico e ideológico de los comandos yihadistas que parecen estar asumiendo un papel muy destacado como primera línea de ataque terrorista en estos conflictos, asesinando despiadadamente a familias enteras indefensas y colgando posteriormente los videos en la red. Se habla de odios interétnicos entre suníes y chíies, o entre kurdos y árabes, pero no te explicarán quien ha alimentado históricamente estas divisiones mediante el uso indiscriminado del terrorismo y quien las mantiene en la actualidad. Tampoco nos suelen contar que en la guerra del salafismo-wahabismo contra los «apóstatas» shíies los que ponen los muertos siempre son los segundos, en una persecusión con claros tintes teocráticos, xenófobos y abiertamente criminales que suele ser narrada con fría comprensión y benevolencia por la prensa comercial europea. Después de todo … ¿quién diablos podría desear algo tan descabellado como un Islám unido, pacífico y democrático, en buena armonía con los kurdos?.
Parte de la información ha sido extraída de este artículo: Los kurdos en la primavera árabe