
Comando represivo anti-laico en la noche de Madrid. Daniel Nuevo, el fotógrafo, fue agredido solo por tomar imágenes
La policía al servicio de las élites financieras ha vuelto a traspasar las líneas rojas de la dignidad humana. Nos consta que muchas personas pacíficas han sido agredidas simplemente por defender los derechos humanos o por hacer fotos incómodas para el poder, como le sucedió a nuestro compañero Daniel Nuevo. Este texto ha sido íntegramente copiado de la web de madrid.tomalaplaza:
«Se convoca, el martes 23, 19h, en la Plaza de Oriente: asamblea de afectadas por algún tipo de agresión policial, con el objetivo de emprender una denuncia colectiva.
La noche del viernes 19 de agosto, asistimos a la manifestación que se convocó el día anterior en repulsa por la violencia policial de los últimos dos días. La marcha reunió a un gran número de personas y transcurrió sin incidentes hasta que, unas cuatro horas después de que empezara, la policía volvió a cargar contra nosotras. Hasta ese momento, la manifestación fue sorteando todo el rato el potencial conflicto al que la policía, en repetidas veces, parecía querer conducirnos a través de incesantes bloqueos. Finalmente, consiguieron reconducirnos hacia calles cercanas a Alonso Martínez, produciéndose allí una encerrona en la que, ante la violenta carga que emprendieron, algunas nos vimos obligadas a dispersarnos y correr despavoridas por calles pequeñas, sin apenas visibilidad y sin la presencia de cámaras ni de gente que pudiera testimoniar la agresión.
Después del ataque policial, un grupo nutrido de gente nos volvimos a reencontrar en la Plaza de Chueca, e hicimos una asamblea para valorar la situación y pensar colectivamente qué hacer. Decidimos volver a vernos al día siguiente para concentrarnos y seguir visibilizando nuestro absoluto rechazo a la violencia sufrida en las últimas semanas y para emitir un comunicado:
Queremos mostrar nuestro absoluto rechazo y nuestra indignación ante la violencia ejercida por la policía sobre las personas que han participado en las concentraciones y manifestaciones de las últimos días con motivo de la JMJ, así como durante la toma policial y el cierre de la Puerta del Sol de hace unas semanas.
Durante estos días se han producido hechos muy graves y ha quedado al descubierto el carácter represor del estado y de sus fuerzas de seguridad, que han vulnerado, siguiendo las órdenes de las autoridades estatales, incluso derechos recogidos por la Constitución.
Con estas últimas actuaciones ya no nos queda ninguna duda de que este sistema no es una democracia. Pensamos que hay que decirlo de una vez por todas: vivimos en una dictadura, en un sistema represor y autoritario, con toda la crudeza de esos términos.
Los sistemas dictatoriales han adoptado, históricamente, distintas formas. Y la compleja coyuntura actual ha exigido que se desarrolle globalmente un nuevo tipo de dictadura que, revestida de una falsa apariencia de democracia, consiste, en esencia, en lo mismo que el franquismo, el pinochetismo o el absolutismo monárquico: una estructura política, económica y social que está destinada a permitir que una minoría de personas privilegiadas ejerzan todo su poder de opresión sobre el pueblo –especialmente sobre aquéllas que cuestionan el orden imperante–.
Este nuevo tipo de dictadura, como muchas de las anteriores, responde a las necesidades del capitalismo y, con ello, obedece a los dictados de la clase que detenta el poder económico.
Se hace evidente que los movimientos sociales que vienen desarrollándose y luchando ante el actual estado de cosas, han sacado a la luz pública en los últimos meses algo que ya muchas sabíamos y que permanecía silenciado: La violencia de estado.
Los mecanismos de coerción, manipulación y opresión ejercidos sobre todas nosotras han alcanzado grados de sutilidad insospechados, lo cual ha permitido durante años el sostenimiento de la farsa de que en España existe un estado de derecho que protege las libertades civiles.
Para muchas, la mentira ya era más que evidente y los hechos de las últimas dos semanas han supuesto una confirmación, ya que, al tomar las calles para denunciar la estafa, al estado no le quedó otro remedio que aplicar mecanismos desesperados y mucho más explícitos de coerción: la represión policial violenta para el silenciamiento del descontento y de la denuncia social.
Cada día somos más las que hemos perdido el miedo a expresar lo que pensamos, pero es imprescindible que mucha más gente tome conciencia activa del estado de cosas en el que vive: el estado está reprimiendo la desobediencia civil legítima con violencia física, real e indiscriminada, para mantener un status quo en el que se encubre que él es el verdadero responsable de la crisis, del descontento, de la ruina y de la indignación social.
Por todo esto, vemos la necesidad, cada día que pasa más que el anterior, de salir a la calle, de seguir tomándolas cada vez con mayor conciencia, con menor miedo y mejor organización, y con mayor efectividad y contundencia. Y, también por ello, para continuar: reunámonos todas aquellas que hayamos sido agredidas en los últimos días, el martes 23 de agosto a las 19h en la Plaza de Oriente. Con el objetivo de hacer una recopilación detallada de todas las injustas agresiones sufridas, para visibilizarlo aún más públicamente, y emprender una denuncia colectiva contra todas las responsables de las mismas.
¡Ni un paso atrás!
¡Frente a las agresiones y los intentos por contener nuestra lucha, avancemos aún más!
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Para una ampliación de esta información consulta las crónicas de varias periodistas agredidas en este enlace de redescristianas.
JMJ: Jesucristo apaleado, detenido e incomunicado en una comisaría de Madrid
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