Con el pretexto de luchar contra el terrorismo, los gobiernos de Israel han confinado a los palestinos entre muros, han bombardeado a la población civil, han asesinado, han torturado, han destruído infraestructuras y, en definita, han seguido una política cuidadosamente planeada y acorde a los principios racistas del sionismo. Ésta política, que prosigue actualmente con la ocupación ilegal de territorios, persigue la eliminación total de los palestinos, la inseguridad, la falta de oportunidades y la desesperación que sufren millones de palestinos. Estan orientadas a que el pueblo palestino tenga la certeza de que no tiene futuro en su tierra legítima y emigre a otros países. La perversión y manipulación de la realidad que llevan a cabo los medios al servicio del poder financiero hebreo ocultan por completo esta política genocida y en cambio magnifican atentados y ataques terroristas palestinos cuyo balance en víctimas es nímio, en comparación con las matanzas que Israel perpetra amparado en su «derecho a la defensa».
Todos los vecinos de Israel han sufrido sus ataques, sus usurpaciones y sus amenazas, pero el Estado Sionista ha desarrollado una imagen paradigmática de víctima, copartícipe de los «valores occidentales» e implacable luchador contra el terrorismo. La voz de las víctimas palestinas, asesinadas, torturadas y deportadas por Israel no se escucha y cualquiera que ose cuestionar los derechos históricos de Israel es tildado de antisemita. Nadie presiona a Israel ni le impone sanciones para obligarle a cumplir las resoluciones de la ONU y a devolver al menos los territorios ocupados en 1967. Un Estado que está por encima del Derecho Internacional y de los Estados Unidos, que es capaz de arrastrar al mundo a un nuevo conflicto injustificado para proseguir impunente su política de usurpación y genocidio ¿es una víctima? Quien se defiende del saqueo de su tierra y es deportado o asesinado por ello ¿es un terrorista? ¡Revisemos los paradigmas por favor!. Sionismo no es judaísmo. Sionismo es agresión.
Fuente: El paradigma debe ser sustituido: Israel no es una víctima