Iraq y Siria: El terrorismo somos nosotros

En el año 2001 una «coalición internacional» decide de manera completamente gratuita lanzar toneladas de bombas sobre Afganistán castigando a su asustada población por crímenes cometidos y financiados por saudíes en EEUU. El terrorismo salvaje de los jeques amigos no ha dejado de crecer desde entonces gracias a la inestimable colaboración de gobiernos y grandes corporaciones europeas y estadounidenses. Hace ya algún tiempo comentamos esta atrocidad en una entrada titulada «Engordando al monstruo salafista«. En la actualidad estos ejércitos terroristas y sanguinarios protagonizan con total desparpajo un genocidio programado entre poblaciones indefensas de civiles (la mayoría de ellas chíies) en Siria e Iraq. Esa es la gran contribución a la «libertad» de nuestras «grandes democracias», monarquías y megacorporaciones que mantienen acuerdos privilegiados con esos monstruos totalitarios del Golfo Pérsico. La limpieza étnica y el terror son las principales cartas de presentación de nuestros aliados yihadistas del ISIS en estas desgraciadas regiones del planeta. Pero… ¿Quién es el ISIS (Estado Islámico de Iraq y Siria), de donde sale, cómo se financia?. En el artículo «Hacia Bagdag» de Mike Whitney, traducido al castellano por la revista digital «SinPermiso» podemos leer:

«Después del ataque grotesco de los talibanes y Osama Bin Laden y de 15 de los 19 asesinos suicidas del 9/11, entren y vean cual es la última contribución monstruosa de Arabia Saudita a la historia del mundo: el califato islamista sunita de Irak y el Levante, conquistadores de Mosul y Tikrit – y Raqqa en Siria – y, posiblemente, de Bagdad. Desde Alepo, en el norte de Siria, casi hasta la frontera irano-iraquí, los yihadistas de ISIS y diversos otros grupúsculos pagados por los wahabíes saudíes – y por oligarcas kuwaitíes – controlan miles de kilómetros cuadrados …Con Obama, Arabia Saudita seguirá siendo tratada como un amigo «moderado» en el mundo árabe, a pesar de que su familia real comparte las convicciones wahabíes de los islamistas sunnitas en Siria e Irak – y a pesar de que millones de sus dólares arman a esos mismos combatientes. El poder de los Saudis alimenta al monstruo en los desiertos de Siria e Irak y al mismo tiempo adula a las potencias occidentales que lo protegen» Otra monstruosa contribución de Arabia Saudí» – «Iraq crisis: Sunni caliphate has been bankrolled by Saudi Arabia«).

El periodista británico Robert Fisk no es el único en echarle la culpa al gobierno saudí. También esta noticia, tomada de un original de de Al-Thawra refuerza la misma idea:

«El terrorismo se extiende delante de los ojos del mundo occidental … detrás de el está la mano de Arabia Saudita, que proporciona dinero y armas … En los sucesos en Irak y la escalada de la campaña terrorista, ningún país occidental desconoce el papel que juega Arabia Saudí apoyando al terrorismo y financiando y armando a los diferentes frentes y batallas, tanto dentro como fuera de Irak y Siria. La aparición de estas organizaciones no es el resultado de un vacío, sino de una ayuda bastante larga y evidente al terrorismo … que el Golfo ha dedicado sus recursos financieros a expandir. Este apoyo fue llevado a cabo con el conocimiento occidental y en la mayoría de los casos con órdenes claras y explícitas .»

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El mantenimiento permanente de la guerra y la destrucción de vidas humanas parece ser nuestro único programa de acción para esa zona del planeta, al igual que en otras muchas. Estamos ante una doctrina que continuamente convierte a los enemigos en nuestros aliados en un siniestro viaje de ida y vuelta, haciendo realidad las peores pesadillas orwelianas. No queremos ganadores, no queremos perdedores, solo queremos guerras. La guerra nos va bien. Los militares mubaraquistas, a los que el pueblo egipcio consiguió derrocar de forma titánica hace unos años, son ahora los nuevos amos, puestos otra vez por nosotros. Los militares iraquíes baazistas a los que quitamos el poder hace años son de nuevo promocionados a los puestos de mando. La terrible organización criminal Al-Qaeda es la principal valedora de nuestros intereses en la zona, nuestra «fuerza de intervención rápida» en Libia, Yemen, Iraq, Siria u otros lugares. Es imprescindible crear enemigos para luego escenificar la lucha contra ellos en un macabro bucle que no tiene fin para mayor gloria de los grandes lobbys empresariales de la destrucción masiva.

Incluso perder militarmente guerras lejanas, en las que otros ponen los muertos mientras nosotros ponemos las armas, nos va bien, todo con tal de que la maquinaria de la industria militar siga recibiendo pedidos. Nada como la guerra para aumentar el PIB. Nada como la deuda para someter y controlar a los contribuyentes. Nada como la amenaza terrorista para imponer el silencio y la auto-represión en la población autóctona de las metrópolis y en los propios electores.

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