¿Por qué suben los partidos xenófobos en Europa?

golden-dawn-greeceLas relaciones entre fascismo, multiculturalismo y economía de mercado capitalista han sido analizadas en profundidad, a partir de la segunda guerra mundial, por diversos autores como Fromm, Polanyi, Bauman o Zizek entre otros. El tema vuelve a recobrar un preocupante interés en Europa debido al ascenso, en estos últimos años, de partidos y movimientos políticos xenófobos y ultranacionalistas en países como Grecia, Francia, Noruega, Hungría o Rusia entre otros.  Para entender este fenómeno nada mejor que acudir a los especialistas, entre los cuales es necesario citar al siempre agudísimo Slavoj Žižek:

«Para funcionar, la ideología dominante tiene que incorporar una serie de rasgos en los cuales la mayoría explotada pueda reconocer sus auténticos anhelos. En otras palabras, cada universalidad hegemónica tiene que incorporar por lo menos dos contenidos particulares: el contenido particular autentico y la distorsión creada por las relaciones de dominación y explotación. Desde luego la ideología fascista “manipula” el anhelo autentico por parte del pueblo de una verdadera solidaridad comunitaria y social, en contra de la competencia descarada y la explotación; desde luego dicha ideología “distorsiona” la expresión de este deseo con el objeto de legitimar la continuación de las relaciones de explotación y dominación social. Sin embargo, para poder llegar a la distorsión de ese autentico deseo, tiene primero que incorporarlo (…) Para tomar el peor caso imaginable, ¿acaso el antisemitismo nazi no se basaba en el deseo utópico de una vida comunitaria autentica, en el rechazo plenamente justificado de la irracionalidad propia de la explotación capitalista? Nuestra opinión, nuevamente, es que resulta teórica y políticamente incorrecto denunciar este anhelo como una “fantasía totalitaria”, esto es, buscar en él las “raíces” del fascismo. Se trata de un error habitual que comete la critica liberal-individualista del fascismo: en realidad, lo que lo hace “ideológico” es su articulación, es decir, la forma en que se hace funcionar este deseo como legitimador de una determinada concepción acerca de lo que es la explotación capitalista (el resultado de la influencia judía o el predominio del capital financiero sobre el “productivo”, el cual aparecería como el único que establece una relación «armoniosa» con los trabajadores) y del falso modo en que podemos vencer dicha explotación (a través de la eliminación de los judíos)(*)

Se instrumentaliza pues un sentimiento real y justificado, articulando sobre él una explicación reduccionista y finalmente una aberrante «solución» acorde con los disparatados (desde el punto de vista del bien común) intereses de las élites. Lo primero que llama la atención leyendo este fragmento del filósofo esloveno es la inquietante idea de que la estructura profunda del fascismo se nutre de un justificado sentimiento de indignación contra el capitalismo explotador. Sin desigualdad extrema, sin la dominación descarnada e impune de las élites financieras y políticas corruptas sobre el pueblo llano difícilmente podría entenderse el fenómeno del fascismo. Es sobre esta realidad lacerante de la injusticia sobre la que el oportunismo de ideólogos sin escrúpulos puede hacer crecer su falsa solución al problema, su desquiciada vía de escape ante un justo sentimiento de opresión. Por otro lado debemos tener presente que el marco mental imperante en una sociedad capitalista apela a la búsqueda del lucro ilimitado, a la legitimación social de la desigualdad y la culpabilización de las víctimas de la pobreza como responsables indirectos de sus propios problemas, debido a su falta de iniciativa o a su tendencia al vicio o a la vagancia. No es de extrañar, por tanto, que en este caldo ideológico de cultivo las minorías étnicas pobres, presentes en nuestras sociedades multiculturales, sean revestidas con la condición de «chivos expiatorios» en donde descargar la culpa de problemas tan variopintos como la falta de empleos, la delincuencia, el tráfico de drogas o simplemente la suciedad creciente de las ciudades. Las conclusiones a las que no será difícil llegar son:

a) En contextos de crisis económicas como la actual el cóctel entre multiculturalismo y capitalismo deviene desgraciadamente en un aumento casi inevitable del fenómeno de la xenofobia y el ultranacionalismo extremo.

b) Una sociedad multicultural solo tendrá posibilidades de sano desarrollo, convirtiéndose por tanto en intercultural, en un contexto humanista y post-capitalista, en donde los valores de solidaridad humana, colaboración, respeto y apoyo mutuo prevalezcan sobre la búsqueda obsesiva por el lucro monetario individualizado y la acaparación de patrimonio privado sobre cualquier otra consideración.

c) La regresión a lo étnico, a los principios esencialistas, a la identidad religiosa o incluso al fundamentalismo autista, es decir a lo «pre-político», son reacciones desesperadas y «a la defensiva» del sujeto colectivo e individual ante el empuje de una lógica capitalista despersonalizada, amoral, castradora, transnacional, colonialista y escalofriantemente depredadora de los derechos humanos más elementales.

d) El fascismo puede ser conceptualizado como una reacción telúrica, espasmódica y desadaptada de pueblos cercados por un capitalismo profundamente agresivo y depredador de sus recursos vitales.

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(*) Zizek, S. Multiculturalismo o la lógica cultural del capitalismo multinacional.

+ Navarro, V. Los orígenes del fascismo en Europa. Antes y ahora.

9 comentarios to “¿Por qué suben los partidos xenófobos en Europa?”

  1. Estupendo, oportuno y necesario análisis. Como se ilustraba en la película ‘La ola’, el sentido de pertenencia y la necesidad de sentirse parte de un proyecto en favor de la comunidad (en favor de una comunidad) es una necesidad humana que no puede satisfacer el capitalismo. Este más bien necesita la frustración de esa necesidad humana para hacernos rivales individuales y, a la vez, más vulnerables; necesita nuestra insatisfacción para hacernos dependientes de sus “satisfacciones” consumibles y de la ambición económica que las hace posibles. El peligro está en que si deja de funcionar el mal consuelo de la acumulación y el consumismo, esa necesidad humana profunda puede desviarse irreflexivamente hacia los agrupamientos excluyentes. Creo que necesitamos desarrollar un sentido de pertenencia que supere esta parcialidad y que se extienda a nuestra condición de seres humanos. Sólo así podremos abordar una alternativa saludable a la alienación individualista que además nos permita tomar conciencia de los problemas comunes como la insostenibilidad de nuestro modelo económico. Hace no mucho traté de profundizar en esta reflexión, (me tomo la libertad de enlazarla): http://ecorablog.blogspot.com.es/2012/01/competencia-y-cooperacion_20.html

  2. Muchas gracias, Ecora, por tu comentario.

    Gracias también por el enlace a tu estupendo artículo sobre competencia y cooperación.

    Aquí os dejo otro, que abunda en los mismos puntos, partiendo de los mitos ideológicos asociados al pensamiento de Adam Smith: http://emisionenelvientredeunaballena.wordpress.com/2013/05/12/ensayo-critico-sobre-adam-smith-base-ideologica-de-justificacion-del-sistema-economico-de-mercado/

    Saludos cordiales.

    • La negativa histórica del capitalismo liberal a toda reforma que implique regulación, planificación y reglamentación de los intercambios económicos ha hecho que fuesen prácticamente inevitables las victorias del totalitarismo en el siglo pasado. El bloqueo fáctico de los principios de reciprocidad, redistribución e intercambio equitativo coloca a muchas sociedades en un callejón sin salida ante el que solo cabe una reacción defensiva de tipo violento, disfuncional y distópico, en una lucha desesperada por su supervivencia individual y colectiva. Tal fue la consecuencia de la imposición a ultranza de la «libertad» de unos pocos para la acumulación individual e ilimitada de patrimonio frente a cualquier otro principio regulador de la actividad humana y a la fe ciega en la mercantilización de la vida frente a cualquier tipo de racionalidad colectiva. Solo en este contexo pueden entenderse fenómenos con una lógica tan extraña como el auge del totalitarismo, del fundamentalismo religioso y de las nuevas formas de fascismo.

      La utopía de un mercado mundial capitalista autorregulado chocó en la primera mitad del siglo XX con la reacción defensiva de muchos pueblos, que solo pudieron refugiarse en un fuerte proteccionismo (*) para escapar del fantasma del desempleo y de la pauperización de sus condiciones de vida. Resultaba todavía más evidente, a la vez que paradójico, que se necesitaran métodos fuertemente intervencionistas y autoritarios para imponer la idealizada liberalización si la región en cuestión era rica en materias primas necesarias para la producción de las manufacturas europeas. Ninguna armonía preestablecida ni supuesta ventaja comparativa asegura­ba, sin embargo, que existiese entre los habitantes de estos territorios colonizados una necesidad irresistible de adquirir productos manufacturados europeos o estadounidenses, pues sus deseos naturales habían seguido hasta entonces direcciones muy distintas. Esas dificultades, por supuesto, no deberían salir a la luz para no estropear su delirio teórico a los economistas liberales que pontificaban sobre un sistema económico de libre mercado hipotéticamente autorregulado. Pero, cada vez con más frecuencia, las devoluciones de los préstamos que se había obligado a contraer a estos países, se hacían bajo la amenaza de una intervención armada, las rutas comerciales permanecían expeditas con la ayuda de las cañoneras, el comercio dependía de las banderas y éstas se adaptaban a las necesidades de los Estados invasores: resultaba, pues, evidente que era preciso emplear instrumentos militares para mantener “en equilibrio” la economía mundial. La guerra entre países que se aferraban al proteccionismo como forma de garantizar su supervivencia, por un lado, y aquellos que imponían una globalización forzada del comercio para beneficio de sus grandes bancos y empresas exportadoras de manufacturas, por otro, estaba servida.


      (*) El proteccionismo puede adoptar múltiples formas. En el mercado de trabajo puede significar el impedimento de acceso a los inmigrantes, con el consiguiente aumento de la xenofobia, el establecimiento de salarios mínimos o los subsidios por desempleo solo para los nacionales. En el apartado de la propiedad de la tierra puede significar la imposición de barreras arancelarias a los productos agrícolas procedentes del exterior. En el apartado del mercado monetario puede significar restricción a la libre circulación de capitales. La razón que impulsa a los pueblos europeos a actuar de este modo tiene poco que ver con las ideologías. Es simplemente el miedo a sufrir consecuencias económicas y humanitarias similares a las que padecen los pueblos de la periferia planetaria incapaces de defenderse ante el mismo empuje del capitalismo neoliberal. Pretender que una colectividad se mantenga indiferente por largo tiempo al azote del paro, a las mutaciones de sus industrias y de sus oficios, con todo el cortejo que ello conlleva de torturas psicológicas y morales, y pretenderlo simplemente por la promesa teológica de unos hipotéticos efectos económicos balsámicos en un futuro incierto, es suponer un absurdo. El fascismo es la respuesta desesperada y disfuncional que la historia reserva a los pueblos asfixiados por el capitalismo depredador y genocida. Ahora es Grecia, pero pronto podría ser Italia, Bulgaria, Portugal, Francia, Hungría, Polonia o incluso España. ¿Por qué no?

      (Idea prestada de «La gran transformación». Polanyi, K. Pg 474)

  3. Sin el delirio capitalista por imponer un mercado totalizador y desrregulado, a favor de los grandes propietarios, la IIGM difícilmente se habría producido. El antagonismo entre los intereses de las grandes masas asalariadas y la minoría patronal estaba llegando al paroxismo.

    «Durante los años veinte, se materializó en la vida social lo que hasta entonces era un posible peligro. El partido obrero se acantonó en el Parlamento alemán donde el número de sus elegidos le proporcionaba un gran peso; los capitalis­tas convirtieron a la industria en una fortaleza desde la que gobernaban el país. El bloque popular respondió in­terviniendo brutalmente en los negocios sin tener en cuenta las necesidades por las que atravesaba la industria. Los capitanes de la industria se ocupaban de alejar a la pobla­ción de su adhesión a los dirigentes que había elegido libremente, mientras que el bloque democrático hacía la guerra al sistema industrial del que dependía la subsistencia. Por último, llegó el momento en el que el sistema económico y el político se vieron amenazados por una parálisis total. La población tenía miedo y la función dirigente podía recaer en quienes ofrecían una salida fácil, fuese cual fuese el precio a pagar. Los tiempos estaban maduros para la solución fascista. Si existió alguna vez un movimiento político que res­pondiese a las necesidades de una situación objetiva, en vez de ser la consecuencia de causas fortuitas, ese fue el fascis­mo. Al mismo tiempo, el carácter destructor de la solución fascista era evidente. El fascismo proponía un modo de es­capar a una situación institucional sin salida que, esen­cialmente, era la misma en un gran número de países, por lo que intentar aplicar este remedio equivalía a extender por todas partes una enfermedad mortal.» (Polanyi,K. LGT. pag.526)

    ¿Estaremos poniendo las bases para el advenimiento de una catástrofe similar en las próximas décadas?. Aquí un ejemplo práctico y actual para entender cómo se va generando la pulsión fascista en una sociedad golpeada por el capitalismo neoliberal. Noticia publicada en lo que se conoce como un diario de izquierdas, con lectores que suelen autoetiquetarse como de izquierdas: http://www.publico.es/484487/la-explotacion-laboral-es-un-peaje-que-los-chinos-estan-dispuestos-a-pagar/comentarios-valorados#comentarios. El fascismo es la cara fea del proteccionismo y el proteccionismo es una reacción completamente racional y comprensible ante el tsunami del capitalismo desrregulado.

  4. Los orígenes del cataclismo que conoció su cénit en la IIGM residen en el proyecto utópico del liberalismo económico consistente en crear un sistema de mercado autorregulador. El mecanismo que el móvil de la ganancia puso en marcha en el SXIX y en la primera mitad del SXX únicamente puede ser comparado por sus efectos a la más violenta de las explosiones de fervor religioso que haya conocido la historia. Su apoteósis final fueron las dos guerras más devastadoras que el ser humano pueda recordar. Actualmente volvemos a andar ese camino extremadamente peligroso.

    Hay una fuerte conexión contextual entre la Inglaterra de David Ricardo en la primera mitad del SXIX y los fascismos europes de la primera mitad del SXX. En el corazón de la revolución industrial se puede comprobar un perfeccionamiento casi milagroso de las capacidades productivas de las fábricas al mismo tiempo que se daba una dislocación catastrófica de los fundamentos que sostenían la vida de los pueblos. (Polanyi, K. LGT).

  5. Abundando en lo dicho hasta ahora…

    El historiador argentino Daniel Muchnik escribió en 1999 el libro “Negocios son negocios . Los empresarios que financiaron el ascenso de Hitler al poder”. No es el único que ha estudiado este asunto. Incluso hay confesiones: el industrial alemán Fritz Thyssen escribió Yo pagué a Hitler, en 1941. Todo el mundo ha visto muchas películas en las que los aliados liberan al mundo del nazismo, pero no es tan conocido el papel que los grandes capitalistas, también de los países aliados, jugaron en la financiación del partido nazi. Hitler, por ejemplo, consultaba al industrial alemán Krupp sus decisiones más importantes antes de tomarlas. Los industriales y las grandes fortunas, sí, también de Inglaterra, (Imperial Chemistry Industries y Shell), y de Estados Unidos, (Ford, General Motors, Dupont, Chase Manhatan Bank, Texaco y la Standard Oil de la familia Rockefeller), veían en Hitler y en el partido nazi un medio para combatir los movimientos sociales de izquierda. Más aún, durante la propia guerra, Ford y General Motors seguían haciendo negocios con Hitler, (vía banca suiza), y los soldados que desembarcaron en Normandía se sorprendieron de que los alemanes lucharan con vehículos de estas marcas.

    En este artículo de la Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Ford#Antisemitismo podemos leer que “Hitler colgó la foto de Ford en la pared, y basó varias secciones de Mein Kampf en sus escritos: es más, Ford es el único estadounidense mencionado en su libro. Probablemente se puede decir, tal y como lo hace Lacey, que «ningún estadounidense contribuyó tanto al nazismo como Henry Ford». En 1938 el cónsul alemán en Cleveland otorgó a Ford la condecoración de la Gran cruz del Águila, la condecoración más alta que la Alemania Nazi podía otorgar a un extranjero, mientras que James D. Mooney, vicepresidente de operaciones transoceánicas de la General Motors, recibía una medalla menor, la Cruz del Mérito del Águila, Primera Clase”. Entre tanto, en las fábricas de Ford en Colonia y Berlín trabajaban “indigentes confinados tras alambre de espino”, tal y como contaron los soldados americanos que entraron en Alemania. (Ver este artículo del Washington Post: http://www.washingtonpost.com/wp-srv/national/daily/nov98/nazicars30.htm ).

    Esto es “sólo” un ejemplo de ese apadrinamiento capitalista de Hitler. Años antes Churchill había declarado que el régimen fascista de Benito Mussolini había «rendido un servicio al mundo, pues había enseñado cómo se combaten la fuerzas de la subversión» ( http://es.wikipedia.org/wiki/Churchill#Periodo_de_entreguerras ). La política de apaciguamiento con Hitler promovida por Chamberlain, (con notable desprecio hacia una república española cruelmente asediada), no buscaba sólo evitar el enfrentamiento con Hitler sino también mantenerle como barrera de contención contra los movimientos revolucionarios. Luego al gran capital el fascismo se le fue de las manos y Churchill, para arengar a su pueblo ante la guerra, tomó prestada una frase de Theodore Roosevelt: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor». Hoy día a los grandes capitales no les han hecho falta fascismo ni revoluciones para que se nos pida lo mismo.

    “Sangre, sudor, lágrimas y evasión fiscal”: http://ecorablog.blogspot.com.es/2011/04/sangre-sudor-lagrimas-y-evasion-fiscal.html

    • Muchísimas gracias por tu comentario, Javier.

      Efectivamente, esos datos que nos aportas nos ayudan a entender este crucial fenómeno histórico en su contexto real, rompiendo ideas preconcebidas y falsos relatos fabricados a la medida de las élites. Para entender el surgimiento de todos estos movimientos aberrantes es fundamental seguir la pista de las fuentes de financiación que los posibilitan y los estimulan, catapultándolos en su poder destructivo. Si la gente conociera todas las fuentes de financiación y de sostén internacional con las que contó Hitler en su imparable ascenso al poder muchos quedarían pasmados. Igual razonamiento puede aplicarse a la actual organización terrorista Al-Qaeda, que se nutre básicamente de los mismos petrodólares que engordan las cuentas de resultados de importantísimas empresas transnacionales de hidrocarburos. Solo un periodismo de investigación valiente, independiente y comprometido con la verdad podrá ayudarnos en esta tarea titánica de construir un mundo viable de futuro y de desenmascarar los orígenes exactos de nuestros problemas colectivos. Abrazos.

  6. Os escribo desde El Quincenal de Hungria, una revista digital sobre asuntos hungaros hecha en espanol en Budapest. El caso es que nos gustaria publicar este articulo en el proximo numero de nuestra revista y para ello contar con vuestra corespondiente autorizacion.

    Desde ya, muchas gracias,

    Sebastian Santos
    El Quincenal de Hungria
    editor

    PD: Para daros una idea del perfil de la revista, gratuita en todos sus sentidos, os paso un enlace desde le que podeis descargar nuestro ultimo numero.
    https://sites.google.com/site/basededatosdelquincenal/Verano.pdf?attredirects=0&d=1

  7. Hola Sebastián. Coge lo que quieras, todo es de todos. Aquí, como en muchos otros sitios, nos regimos por las licencias CC http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/

    Saludos.

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