Londres, la violencia inducida y el control social

Violencia, una estrategia funcional a los intereses del poder

Nos llegan noticias sobre actos violentos acaecidos en distintos puntos de Londres en las dos noches pasadas. Las interpretaciones que la gente tiende a realizar de estos fenómenos suele ajustarse a uno de estos dos esquemas, que podríamos llamar Versión A (o «versión de derechas») y Versión B («versión de izquierdas»):

* Versión A: «La policía hacía su trabajo frente a injustificables manifestantes pobres y violentos»

*  Versión B: «La violencia de los manifestantes pobres estaba justificada debido a sus condiciones de vida y la marginación que sufren».

Pero, ¡ojo! hay una Versión C: «Los primeros manifestantes violentos encapuchados no eran pobres marginados, sino grupos infiltrados de mercenarios pagados por lobbys con poder económico (e incluso por los servicios de inteligencia del estado británico), con el objetivo de criminalizar las justas protestas pacíficas de las clases desfavorecidas y crear un clima de vandalismo agresivo despolitizado».

Solo estamos viendo opiniones confrontadas que se decantan por las versiones A y B. Este juego es funcional para el poder porque ambas versiones establecen una conexión estrecha y visible entre pobreza y violencia. Ambas versiones aceptan tácitamente que un ciudadano pobre es potencialmente un ciudadano violento. Ambas versiones, implícitamente, contribuyen a «criminalizar la pobreza» en el imaginario de las masas despolitizadas de clase media que se informan básicamente a través de la TV. Tanto la versión A como la B impiden «de facto» una extensión contrasistémica y pacífica del conflicto político existente ya que la inmensa mayoría de la población siente pavor a la violencia organizada, independientemente de sus causas. Basta recordar como Sarkozy salió victorioso y fue el gran beneficiado de la oleada de incidentes similares ocurridos hace unos años en los suburbios de Paris. Incluso en el Mayo-68 pasó algo similar, con una victoria electoral final de las élites financieras. Los científicos sociales al servicio del poder tienen este fenómeno perfectamente estudiado y lo utilizan con destreza e impunidad cada vez que el clima de la protesta social (y por tanto de la politización de la sociedad) sube por encima de los niveles que ellos estimen peligrosos para sus intereses de clase. Este ambiente violento crea las bases para justificar ante la sociedad el control autoritario y policial de los mecanismos horizontales de comunicación a través de las redes sociales, a los que se acusará de haber servido de canal indispensable para que los actos vandálicos y el pillaje en las tiendas hayan podido producirse.

Personalmente nos parece más verosimil la versión C. Hay numerosos ejemplos que muestran el uso funcional del terrorismo y los climas de violencia inducida, como herramienta al servicio del poder, para el control social de las masas y la desactivación de la protesta política. Fue muy frecuente en todas las luchas altermundialistas de la década de los 90 y principios del nuevo siglo (especialmente en Londres), en donde todas las multitudinarias manifestaciones anticapitalistas eran reventadas por pequeños y misteriosos grupos encapuchados violentos. No pensamos que esos encapuchados violentos, que siempre aparecen en Londres, Barcelona u otros muchos lugares, sean anarquistas; su estrategia es demasiado funcional al poder. El anarcopacifismo (que hasta ahora es una de las principales líneas metodológicas del 15M) es la estrategia de acción más destructiva contra el poder de las clases dirigentes y, por tanto, más funcional para los intereses de la inmensa mayoría de la ciudadanía mundial. En cuanto a los marxistas y anarquistas más ortodoxos que aún puedan sentirse seducidos por la mística de la violencia como herramienta revolucionaria, solo les diría que, en nuestra opinión, si Marx o Bakunin hubieran nacido en 1975 no apostarían hoy por la lucha armada como ariete para derribar al capitalismo y para construir un nuevo modelo de sociedad. Quizás ellos hoy intentarían aportar sus puntos de vista y sus importantes herramientas de análisis social, dentro de algún gran movimiento asambleario, horizontalista e internacionalista, en Alemania, Inglaterra, Rusia, Grecia, Italia, EEUU…

3 comentarios to “Londres, la violencia inducida y el control social”

  1. Muy interesante, el particular el último parrafo de tu nota!!!
    Efecttivamente la actitud NO-VIOLENTA no es funcional al poder!
    diana

  2. Esto momento se prevee de mucho infortunio!!! pero es el fin de la prehistoria humana y el inicio DE UNA HISTORIA CALIDAMENTE HUMANA, sin violencia, sin discriminación, con libertad y en la cual el ser humano sea el valor principal
    Diana/SILOISTA

  3. Los políticos que desarman las alarmas que el sistema financiero activa, junto a los capitalistas sin moral que se mueven en los mercados internacionales a velocidades de vértigo sin pagar gravámenes, las multinacionales que deslocalizan sus fábricas abarataando los gastos de mano de obra, han dado al traste con el sistema de semibienestar.
    El que siembra vientos recoge tempestades.
    Lástima que las clases menos favorecidas tengan que optar por la violencia que hubiera sido evitable de contar con el apoyo y denuncia social de los que pasan la crisis sin demasiadas penurias y miran para otro lado cuando ven la injusticia estructural que no les toca de lleno.
    DEMOCRACIA REAL YA, en todo el mundo y se evitará que la violencia se extienda como la pólvora.

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